La Junta Electoral Central suspendió anoche el esperado cara a cara televisivo que la víspera habían concertado a toda prisa los candidatos de CiU, Artur Mas, y del PSE, José Montilla, para enfrentarse en la televisión autonómica TV3. Apenas una hora antes de las 22,45, momento en que debía empezar el careo, el organismo judicial, decidió ratificar la decisión de la Junta Provincial de Barcelona, que había dado la razón a las fuerzas minoritarias, que recurrieron la celebración del programa. Aunque argumentaron que el espacio infringía la obligación legal que impone la necesidad de comunicar este tipo de eventos al menos con cinco días de antelación,la verdadera razón es que el cara a cara suponía otro inestimable empujón propagandístico para las dos fuerzas mayoritarias.
No obstante, incluso socialistas y convergentes dieron durante todo el día la impresión de preferir que no hubiera debate y de que en realidad el acuerdo para citarse ante las cámaras era un brindis al sol que solo trataba de demostrar al electorado que ninguno de ellos rehuye el debate.
De hecho, tras conocerse la decisión de la Junta provincial, ambos partidos comenzaron un feroz cruce de acusaciones achacándose mutuamente el fracaso de la iniciativa.Para CiU, el hecho de que el acuerdo para debatir se tomara in extremis se debió a la actitud de Montilla, «que decidió hace más de un mes levantarse de la mesa de negociación y se ha negado a volver para pactar los términos del debate, recuperándolo a la desesperada en el último minuto».
Mientras, el PSC achacó la situación a los «intereses partidistas, un formalismo estricto, y la negativa de Artur Mas», a quien acusan de «no querer los debates durante toda la campaña» al rechazar, como pedían los socialistas, celebrar dos careos: uno en catalán en una televisión regional, y otro en castellano en una cadena privada.
Endurecer la seguridad
Al margen del nonato cara a cara televisivo, la campaña transcurrió otro día más con una grisura similar a la de jornadas previas, con Artur Mas prometiendo que, si llega al Palau Sant Jordi, pondrá «orden» en los ámbitos que han dirigido los ecosocialistas de ICV, porque la formación izquierdista, titular de la Consejería de Interior, «ha perjudicado a Cataluña, ya que la seguridad se ha deteriorado sustancialmente».
Por su parte, el candidato de ERC, Joan Puigcercós, censuró a CiU por no aclarar si está dispuesta a gobernar con los votos del PP, y reprochó a la coalición su «ambigüedad calculada». De hecho, sostuvo que los convergentes tienen la «voluntad» de recibir en apoyo de los populares para investir a Mas presidente a cambio de que devuelvan el favor para investir a Mariano Rajoy tras las generales.
Bien distinta es la postura de Ciutadans, pues su candidato, Albert Rivera, certificó que no apoyará la investidura ni de Mas, al considerar que CiU apuesta por «la independencia a plazos», ni la de Montilla, para así evitar que el PSC rehaga un tripartito que tildó de «sindicato de intereses sin coherencia».
