El futuro del director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, que parecía esplendoroso hasta hace escasos días, se antoja ahora bastante negro, después de que su coyuntura no haya dejado de empeorar desde que fue detenido el pasado sábado por, supuestamente, agredir sexualmente a una empleada del hotel de Nueva York en el que se había hospedado.
Se esperaba con ansia la comparecencia del dirigente ante el tribunal de la ciudad estadounidense que se encargará de determinar su inocencia o culpabilidad. Como cabía esperar, su defensa recalcó su inocencia, pero parece que los argumentos no convencieron a la jueza, que le denegó la libertad bajo fianza y fijó para el próximo viernes la siguiente audiencia del proceso.
El mandatario tiene en su contra un total de siete cargos, y la acusación estima que cometió los delitos que se le atribuyen «hacia las 12,00 horas» en el hotel Sofitel. Este argumento adelanta el momento de los sucesos, y anula una de las coartadas que pretendía utilizar la parte contraria, que iba a aseverar que Strauss-Kahn dejó el establecimiento a mediodía para ir a comer con su hija.
En concreto, se le acusa de dos cargos de acto sexual criminal en primer grado -término empleado para los casos de sexo oral-, intento de violación en primer grado, abuso sexual en primer grado, encarcelamiento ilegal en segundo grado, abuso sexual en tercer grado y tocamientos forzados.
En este sentido, a los abogados del director gerente del FMI les queda un duro trabajo por delante para demostrar, como pretenden, que la supuesta víctima tenía un interés material para denunciarle. Se trata de una inmigrante africana de 32 años, madre de una hija y que vive en el Bronx. En la rueda de reconocimiento, identificó al francés.
Por supuesto, la espinosa historia está atrayendo una enorme atención, y no paran de conocerse nuevos datos. Por ejemplo, un diario digital galo difundió un teórico informe realizado por diplomáticos franceses en Nueva York, que indica que la Policía encontró arañazos en el torso del dirigente. Las muestras de ADN aportarán luz con respecto a esta parte de la investigación.
Otro periódico francés se atrevió a afirmar que Strauss-Kahn le habló a su mujer de un «problema grave» antes de ser arrestado, algo que, de confirmarse, le colocaría contra las cuerdas.
Para colmo, los problemas se multiplicaron para el mandatario cuando la escritora y periodista gala Tristane Banon anunció su intención de presentar una denuncia contra él, debido a una supuesta agresión sexual acontecida en 2002. La afectada ya desveló los hechos en un programa de televisión en 2007, pero entonces prefirió no dar el nombre del implicado para proteger al Partido Socialista, al que su familia está muy vinculada y al que pertenece el líder del FMI.
Merece la pena recordar que Strauss-Kahn iba a presentarse, con casi total seguridad, a las primarias de su formación, con el objetivo de aspirar a la Presidencia francesa en 2012. Sin embargo, este inesperado giro de los acontecimientos prácticamente ha roto su sueño; es más, la prensa gala ya da por acabada su carrera.
El Partido Socialista se esforzó ayer para garantizar que no está ni debilitado ni descabezado, y mantuvo el calendario para elegir a su candidato. El grupo analizará el caso hoy, y sus miembros apuestan de momento por defender la presunción de inocencia.
