La ciudad de Homs llevaba semanas viviendo intensos ataques aéreos por parte del Ejército sirio, que bombardea diariamente las calles del principal bastión opositor. Después del despliegue del pasado martes de las tropas de élite acorazadas, ayer las fuerzas de Infantería del presidente, Bachar al Asad, iniciaron un asalto por tierra contra el barrio de Baba Amro, donde el régimen sospecha que se esconden los principales responsables de los grupos antigubernamentales y en el que, al cierre de esta edición, se registraban intensos combates entre los soldados y los cientos de militares rebeldes.
En esa ofensiva murieron al menos 11 personas, mientras que en otros puntos del país la represión de las milicias del Ejecutivo se cobraron la vida de otras 23 personas, principalmente en Damasco y la asediada Hama.
Desde mediados de marzo de 2011, cuando empezaron las revueltas contra Al Asad, han muerto, según fuentes opositoras, más de 9.000 civiles, una cifra que podría coincidir con las estimaciones de Naciones Unidas, que detalló que las víctimas mortales en la nación árabe están «muy por encima de 7.500».
Mientras tanto, los periodistas occidentales que se encontraban atrapados en Homs, entre ellos el español Javier Espinosa, lograron salir de la ciudad, incluso, abandonar el país y llegar a un lugar seguro. Así, según aseguró el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, el corresponsal del diario El Mundo se encuentra a salvo en el Líbano. Una información que fue confirmada por el director de ese medio, Pedro J. Ramírez, que detalló que Espinosa «se encuentra en perfecto estado de salud, tras sobrevivir la semana pasada al ataque que se cobró la vida de la estadounidense Marie Colvin y el francés Rémi Ochlik».
Horas antes, el fotógrafo británico Paul Conroy, herido en una pierna en esa ofensiva, fue trasladado clandestinamente al mismo país, tras una peligrosa misión de rescate que causó la muerte de al menos 13 activistas sirios.
Por otro lado, las autoridades de Damasco impidieron la entrada en su territorio a la secretaria general adjunta de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, quien aseguró estar «profundamente decepcionada» por no haber podido evaluar las necesidades de la población.
Amos señaló que le negaron la autorización, pese a que había pedido «en repetidas ocasiones» reunirse con representantes del Gobierno para «hablar de la situación humanitaria y de la necesidad de que se permita acceder a las personas afectadas por la violencia».
En este sentido, el enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe a Siria, Kofi Annan, afirmó que mantendrá consultas sobre la situación en la nación árabe en Nueva York con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, y representantes de los miembros del Consejo de Seguridad.
