La imagen del Niño de la Bola fue un año más la encargada de abrir las procesiones del nuevo año en la tarde del 1 de enero. La lluvia cesó y la imagen partió a las 17.20 horas de la iglesia de San Miguel al son de la dulzaina y el tamboril de los Hermanos Ramos. Con la mirada puesta en el cielo, los cofrades decidieron celebrar la procesión, que en algunos momentos estuvo acompañada por un aligera lluvia que fue más persistente en el tramo final lo que agilizó su desarrollo. El Niño de la Bola vestía un traje que podría datar del siglo 19 rematado con conchas de peregrino.
De cara a la imagen, como es tradición, los danzantes bailaron durante el trayecto del desfile que desde San Miguel ascendió por la calle Colegio hasta el templo de San Esteban. Allí la imagen accedió al templo, su sede original, y los participantes formando un círculo rezaron primero la oración al Niño Jesús de la Bola , y entonaron los villancicos “Ay del chiquirritín” y “Dime niño ¿de quién eres?” para después proseguir con la procesión. La imagen abandonó el templo cruzando el parque de San Esteban y continuando por la calle Duque de Alburquerque y la calle Morería para tornar a la Plaza Mayor y poner fin al recorrido en la iglesia de San Miguel. Por la mañana, a las 12.30 horas en la iglesia de San Miguel tuvo lugar la misa en ella el Mayordomo recibió su vara y se incorporaron nuevos cofrades.
Tanto tras la celebración de la misa como tras la popular procesión por las calles se ofreció en el Centro parroquial un aperitivo a los asistentes, acto que se repetirá el día de Reyes cuando la imagen vuelva a salir.
Manolo Blanco es este año el Mayordomo de la Cofradía del Niño de la Bola por lo que acompaña a la imagen los días 1 y 6 de enero en su recorrido portando las andas, una de las varas de la cofradía y caminando junto al párroco y las autoridades municipales. El alcalde de Cuéllar, Jesús García, y los concejales de Urbanismo y Festejos participaron también en la procesión.
