La mayor guerrilla izquierdista de Colombia planea realizar un atentado contra la vida del ex presidente Álvaro Uribe, quien, cuando lideraba el Gobierno, entre los años 2002 y 2010, impulsó una importante ofensiva militar que debilitó a los insurgentes.
El titular de Defensa del país, Rodrigo Rivero, reveló ayer que la información que contenía el proyecto terrorista se encontró en uno de los ordenadores hallados en el campamento del jefe militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Víctor Julio Suárez, alias el Mono Jojoy, que perdió la vida hace casi dos semanas en un bombardeo en la Serranía de La Macarena, en el departamento del Meta (centro).
«De los datos que contenía una de las computadoras se desprende la clara intención de utilizar planes criminales para atentar contra la vida Uribe», aseguró Rivera en una conferencia de prensa, tras agregar que toda la información almacenada en las memorias USB y los discos extraíbles hallados en el «campamento madre de las FARC» será «minuciosamente revisada y enviada a los tribunales para que los jueces determinen qué hacer con ella».
El actual presidente, Juan Manuel Santos, informó inmediatamente a su antecesor sobre los archivos encontrados entre los documentos de los guerrilleros y le ofreció protección. «El político ya está al tanto de los planes criminales en contra de su vida», adelantó el ministro.
Rivera anunció que el Gobierno tiene la determinación de brindar amplias medidas de seguridad a Uribe para que pueda seguir desarrollando sus actividades.
El antiguo mandatario, quien la semana pasada anunció que participará activamente en la política colombiana de cara a las elecciones regionales de 2011, estuvo en el pasado al frente de una ofensiva militar que debilitó a las FARC y las obligó a replegarse a apartadas zonas montañosas y selváticas.
Como consecuencia de esta política gubernamental, la guerrilla perdió a varios de sus comandantes, como Raúl Reyes, Tomás Medina Caracas y Martín Caballero, mientras que miles de sus combatientes desertaron.
No obstante, las FARC, que dicen luchar por imponer un sistema socialista en un país con casi la mitad de sus 44 millones de habitantes sumidos en la pobreza, aún mantienen la capacidad de perpetrar ataques de gran impacto en remotas regiones selváticas y montañosas estratégicas para el narcotráfico, e incluso en los centros urbanos.
Mientras, el Gobierno adelantó ayer que las jaulas o campos de concentración donde el Mono Jojoy mantuvo a centenares de policías y militares secuestrados se convertirán en seis meses en un museo de la infamia, para que no se olvide ese «capítulo amargo» de la historia de Colombia.
Ese campamento fue fortín del fallecido terrorista hasta 2007, cuando las tropas de la Fuerza Omega del Ejército lo ocuparon y le obligaron a trasladarse a otro lugar en el municipio de La Macarena (Meta), donde fue abatido el 23 de septiembre. «Esto no es una apología, simplemente es un monumento al horror, porque la gente no puede olvidar este capítulo amargo de nuestra historia», señaló uno de los militares que ahora habita ese sitio.
