Marc Marginedas, enviado especial de El Periódico de Cataluña, es uno de los tres finalistas del Premio Cirilo Rodríguez de Periodismo 2013, que, organizado por la Asociación de la Prensa de Segovia, se falla el próximo viernes 24 de mayo. Marginedas comparte este año terna con Griselda Pastor, corresponsal comunitaria de la cadena Ser, con base en Bruselas, y Mónica Bernabé, corresponsal del diario El Mundo en Afganistán. En esta entrevista habla del periodismo y de la situación internacional, con especial atención al conflicto bélico desatado en Siria.
¿Qué ha supuesto para usted ser finalista del Premio Cirilo Rodríguez? ¿Cómo recibió la noticia y qué fue lo primero que pensó?
Para mi es el máximo galardón al que puede aspirar cualquier periodista que se dedica a la información internacional en este país. Yo no suelo prestar atención a los premios periodísticos o literarios; tiendo a pensar que en su concesión intervienen factores ajenos a los profesionales. En cambio, lo que le da valor al Cirilo Rodríguez es que todos los medios de comunicación están presentes en el jurado y que emiten su voto según lo que les dicta su conciencia. Es un premio de periodistas para periodistas. Recibí la noticia mediante un SMS, por la tarde cuando salía de mi diario. Me emocioné un poco, pero gracias a Dios, solo una compañera vio como me saltaba alguna lagrimita.
¿Podría dedicar unas palabras a cada una de sus dos compañeras de terna?
A Mónica la conozco bien porque sigo su trabajo con atención. Afganistán es uno de los lugares que cubro como enviado especial a zonas de conflicto y leo a menudo sus crónicas porque es la persona con mejor información del país asiático, ya que reside en Kabul de forma permanente. En especial, admiro su compromiso con los afganos, un pueblo al que en muchas ocasiones de su historia reciente, se le ha dejado en la estacada. Respecto a Griselda, sé que es una periodista de raza e inconformista. Comparto al 100% su concepto de la profesión, y al igual que ella, pienso que un informador debe llegar siempre al final de las cosas para averiguar qué hay detrás de los comunicados oficiales y las ruedas de prensa. No he tratado directamente con ella, pero colegas me han explicado que es una gran compañera.
¿Qué aspectos de la actualidad internacional destacaría actualmente como de importancia prioritaria?
La guerra en Siria me absorbe y me preocupa casi a tiempo completo. Me indigna que el país se haya convertido en un tablero de ajedrez donde potencias extranjeras dirimen sus diferencias, sin importarles demasiado las consecuencias para la población civil. Es una guerra que cambiará para siempre el equilibrio de fuerzas en Oriente Próximo, y que, además, podría tener repercusiones en la evolución política interna de países tan importantes como Rusia o Irán.
¿Podría hablarnos un poco sobre sus últimos trabajos, sobre los últimos países que ha visitado?
En el último año, me he dedicado casi por completo a Siria y a las evoluciones políticas de los países en los que ha triunfado la llamada primavera árabe. En marzo estuve tres semanas en las zonas de Siria bajo control de los rebeldes. Quise con mis reportajes, sobre todo, denunciar el sufrimiento de la población civil y los crímenes de guerra que allí se están cometiendo.
Es inevitable hablar de la crisis económica y cómo está afectando a los medios de comunicación, con despidos, situaciones precarias, el cierre de algunas cabeceras…
Yo creo que hay que apretarse el cinturón, pero también pienso que los medios vamos a salir de esta crisis fortalecidos. Se dice que lo que no te mata, te hace más fuerte, y por el momento, hay pocas cabeceras que hayan bajado la persiana. Estamos aprendiendo a trabajar de forma más eficiente, a ser más productivos. Cuando empecé en esto, un corresponsal de prensa se limitaba a escribir una o dos crónicas al día. Ahora se trabaja de una forma más intensa: hay que alimentar la web, filmar imágenes para un vídeo, y luego escribir una crónica bien elaborada para la edición en papel.
¿También ha afectado a la manera de cubrir la información internacional?
Lo que más lamento de esta crisis es la escasez de recursos, que no nos permite dedicarnos en profundidad a ciertos temas que no son noticia de portada. Por ejemplo, me hubiera encantado ir a Rusia a investigar la evolución de los autores del atentado de Boston, los hermanos Tsarnaev, su entorno familiar, sus amistades en el Cáucaso, su radicalización. Hace unos años, ello era posible, ya que los medios contaban con plantillas más holgadas, pero ahora no pueden permitirse el lujo de tener a un periodista desplazado durante dos semanas investigando temas de interés.
Por primera vez en la historia del Premio Cirilo Rodríguez son finalistas dos mujeres. Este año está solo ante el peligro…
Me encanta… Será un placer conocer en persona a Griselda, y volver a ver a Mónica.
