Apenas había pasado un día desde que Siria pidiese perdón por haber atacado sin querer territorio judío, cuando una nueva granada árabe cayó ayer sobre suelo hebreo. Por ello, Israel, que ya había lanzado un «disparo de advertencia» este domingo, respondió a sus vecinos abriendo fuego más allá de la frontera. Además, la ofensiva también regresó a Turquía, donde un bombardeo capitaneado por el Ejército de Damasco obligó al Gobierno de Ankara a enviar aviones de combate a la zona para proteger sus municipios.
Después de que un proyectil estallara, por segundo día consecutivo, en los Altos del Golán, las tropas de Tel Aviv dispararon contra los grupos de combate sirios.
Tras este nuevo incidente, los militares hebreos volvieron a presentar una queja ante la misión de la ONU que controla una «zona tapón» entre los dos países.
Los Altos del Golán formaban parte de Siria y fueron conquistados en 1967 por Israel y luego anexionados. Formalmente, ambos Estados se encuentran en estado de guerra. Sin embargo, bajo el régimen de Bachar al Asad, la frontera se ha mantenido tranquila durante años.
Mientras, Turquía también recibió granadas procedentes de su vecino y uno de los proyectiles estalló en la pequeña localidad de Ceylanpinar, que ya había sido atacada con anterioridad, cerca de unas oficinas de la administración rural.
A este respecto, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, expresó su apoyo a Ankara y aseveró que la Alianza «hará todo lo que sea necesario para proteger y defender a un país socio».
Los expertos estiman que la fuerza aérea de Al Asad estaba intentando proteger a una unidad de sus tropas que habría quedado atrapada en la zona.
Mientras, cerca de esa región, en el municipio fronterizo de Ras al Ain, en manos rebeldes desde el pasado jueves, murieron al menos 16 personas tras los bombardeos desplegados por el Ejército, lo que provocó la huida de numerosos civiles hacia Turquía.
Además, en Damasco, las tropas leales al régimen intentaron hacerse con el dominio del barrio de Al Tadamun, bajo el control de los insurgentes. También bombardearon el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, sin que al cierre de esta edición se conociera si se habían registrado víctimas mortales.
Por otro lado, la comunidad internacional acogió de buena gana la creación de una plataforma disidente, que desde el pasado domingo se llama Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria (Cnfros) y que preside Ahmed Muaz al Jatib.
El ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, calificó a la Cnfros como vital para iniciar un cambio de poder en Siria, mientras Rasmussen habló de un «importante paso hacia delante».
Estados Unidos felicitó a los rebeldes por su unidad y mostró su apoyo a una alianza «que trabaja por el fin del sangriento régimen de Al Asad y planea un futuro pacífico y democrático», según señalaron fuentes de la Casa Blanca.
