Desde que el pasado 5 de septiembre Rosa María de Andrés Moreno hablara con su padre, Tomás a última hora del día para anunciarle su intención de visitarles el día 10, una vez finalizadas las fiestas patronales de Abades, el que es su municipio aunque su domicilio habitual esté en La Higuera, su familia no ha vuelto a tener noticias sobre su paradero. La familia espera que la denuncia de desaparición presentada en la Comandancia de la Guardia Civil el día 13 y las pesquisas policiales, puedan poner fin a una situación que está causando un importante quebranto en el ánimo de sus padres, Tomás y Ángela y de sus hermanos Ángel y Juan Carlos, que permanecen pendientes del teléfono para recibir cualquier noticia que pueda tranquilizarles.
«Ahora todo lo que pensamos son hipótesis, y la Guardia Civil está manejando todas ellas -explica Ángel- aunque de momento no nos han facilitado mucha información. Sabemos que no ha hecho ningún movimiento bancario, a excepción de la venta de su vehículo, que se formalizó el mismo día de su desaparición».
La familia considera que la venta del vehículo es un indicio de que «algo raro hay», porque aunque la operación se ha realizado de forma legal, según las investigaciones policiales, tanto su padre como su hermano consideran que pudo verse forzada a vender el vehículo por circunstancias «poco claras que sería muy conveniente que se determinaran». En este sentido, la Guardia Civil mantiene una actitud de prudencia y ha asegurado a sus familiares que la prioridad es «buscar y encontrar a mi hija, y que después ella aclare todas las circunstancias que han derivado en esta desaparición». Tomás y Ángel coinciden en definir a Rosa María como una mujer «responsable y muy independiente», que había trabajado como auxiliar administrativo en un despacho de abogados y como recepcionista en un importante hotel de la capital antes de quedarse sin empleo. En la actualidad, estaba realizando un curso del Inem sobre tratamiento de personas mayores con problemas de movilidad en el Centro de Formación de San Rafael, al que ha dejado de asistir en los últimos días.
En cuanto a su situación sentimental, vivía sola después de divorciarse de su esposo, con el que la familia de Rosa María guarda una buena relación y que ha rehecho su vida con un nuevo matrimonio. «Ella no tiene ningún problema psicológico, y aunque es muy independiente, nunca había dejado de mantener el contacto con nosotros», asegura su hermano Ángel, que reconoce que la familia está pasando unos días muy difíciles por esta desaparición. «Esperamos que todo quede en un mal sueño y que pronto recibamos noticias suyas, aunque sea para decirnos que ha decidido emprender una nueva vida en otro sitio».
Quien pueda facilitar algún indicio veraz sobre su paradero, puede ponerse en contacto con la Guardia Civil 921-426363 o en el teléfono 667 809525.
