La gestora que pondrá en marcha la futura Fundación Caja Segovia quedó ayer constituida de forma oficial con diez miembros. Son algunos de los antiguos vocales que formaban parte del último consejo de administración de la extinta entidad de ahorros.
El órgano colegiado arrancó con doce personas, que fueron designados por la Junta de Castilla y León según una resolución del 30 de noviembre pasado. Pero dos de ellos han renunciado: el que fuera presidente, Rafael Encinas, y José María Llorente.
Esta comisión provisional es la heredera del último Consejo de Administración, que surgió tras el acuerdo preelectoral consensuado entre los cinco grupos de impositores que tenía la entidad en su anterior etapa: FES y ASAJA, PP y PSOE, CCOO y la Federación Nacional de la Mujer Rural (FEMUR). Áurea Juárez Galindo, Elena García Gil, Víctor Martín Fernández, Inmaculada Merino Herranz, Beatriz Prados de Andrea, José María Yagüe Gómez, Concepción González Díaz, Olga Llorente Tabanera, Juana Borrego Izquierdo y Javier Reguera García son los nuevos gestores.
A la reunión de ayer acudieron todos los que no han renunciado, salvo Beatriz Prados de Andrea, lo cual generó dudas sobre la posibilidad de que quiera cesar, pues algunos de sus compañeros indicaron que cuestiones laborales la impidieron participar en el encuentro. En la empresa donde trabaja indicaron que estaba de vacaciones. Aunque desde esta Redacción se contactó con ella para confirmar todos estos extremos, no resultó posible.
Los nueve miembros se reunieron ayer en las oficinas que mantiene la antigua Obra Social de Caja Segovia, y allí quedó constituida la gestora. Todos ellos reiteraron su intención de «sacar adelante» la Fundación para que puedan continuar las actividades que venía desarrollando la Obra Social, pero lo cierto es que a cuatro días del nuevo año, no existe ninguna planificación para 2013.
Además de quedar citados para una próxima reunión la próxima semana, fue preciso someter a votación algunos aspectos que deben resolver los nuevos gestores, como la definición de la plantilla que quedará en la futura institución, o la organización interna de la gestora. En este sentido no hubo consenso a la hora de elegir cargos representativos como presidente, o secretario de la gestora. Sólo se logró nombrar dos coordinadores que sirvan de conexión entre la Junta de Castilla y León y el resto de miembros de la gestora. A través de votaciones se nombró a José María Yagüe y a Javier Reguera para este menester.
También quedaron de manifiesto otros aspectos más controvertidos como las condiciones en las que quedarán los diez empleados procedentes de la Obra Social de Caja Segovia y cuya plantilla será preciso ajustar. Las diferencias entre los miembros de la gestora también fueron patentes en este extremo. Según fuentes próximas a la institución, existen cinco empleados que dependen de Caja Segovia. Cuatro de ellos se acogieron a las bajas incentivadas que aprobó el anterior Consejo de Administración.
Además hay diez empleados que están vinculados a la Obra Social de Caja Segovia. Se trata de empleados que se encargan de las actividades culturales y que mantienen un futuro incierto, toda vez que las nuevas condiciones económicas en que quedará la Fundación pueden obligar a que se reajuste a la baja esta plantilla. «Hay recursos, pero limitados», añadieron las mismas fuentes, que reconocieron que existe «mucho trabajo por hacer» para poner en marcha el proceso de nombramiento de los futuros patronos, y que cuentan con muchas dudas sobre los recursos con los que cuentan. Entre otros aspectos están a la espera de recibir, por parte de los propios empleados que han quedado, el inventario de todos los bienes con los que cuenta la futura Fundación que la haga viable.
Dos principios básicos tienen todos en común: la buena voluntad de todos para sacar adelante la Fundación, y la falta de tiempo necesario para cumplir este objetivo.
