El cineasta y guionista madrileño Agustín Díaz Yanes se lanza con Simpatía por el diablo al terreno de la literatura con un thriller sobre políticos corruptos manejados por banqueros al servicio de oscuros intereses, dispuestos a vender España al mejor postor. Un marco de lo más actual para una historia que se fraguó en la cabeza de su escritor como una serie de televisión que, por casualidades de la vida, acabó en forma de libro.
Del cine a la literatura hay, como del amor al odio, solo un paso y Díaz Yanes lo ha dado envuelto en una historia llena de intriga y, también, actualidad.
Esta es su primera novela, ¿qué le ha empujado a dejar de lado los guiones y seguir por la rama literaria?
Entre tú y yo, la casualidad. Empecé este texto pensando que podría ser un guión, pero no estaba seguro de ello. Me ofrecieron escribirlo en forma de novela y me lancé al vacío.
¿La llevará al cine?
No, yo no. Si alguien lo quiere hacer me parece perfecto, pero procuraría no dirigirla yo. Llevo más de un año con este proyecto y no me gustaría pasar dos más con los mismos personajes. Pero si dentro de seis mese escuchas que la voy a dirigir no te pienses que soy un mentiroso, es que la vida cambia.
En la actualidad, ¿es necesario diversificar actividades para ganarse el pan?
Ahora mismo sí, la verdad. El cine está muy duro, bueno, la vida está muy dura y hay que hacer todo lo que uno pueda. No podemos ponernos estupendos.
Para la trama no ha necesitado huir ni a otros escenarios ni a otros tiempos. Es suficiente con la pesadilla que día a día leemos en la prensa.
La verdad es que no he sido muy original… la prensa da cada día incluso más material que el que se puede abarcar en una novela. Mientras escribía e iban saliendo casos relacionados con la banca dudaba si poner ciertas cosas. Las noticias del día me dejaban frito.
Es que los periódicos últimamente parecen novelas de terror.
La verdad es que sí. En el caso de Simpatía por el diablo se podría llevar al cine como novela de miedo, como una comedia de Berlanga y Azcona o como un thriller policíaco.
La secretaria de un banquero descubre una trama para desmontar el Estado… ¿esto no es un poco americano?
Muy americano y muy español. Este personal es el que tiene acceso a documentos secretos de gente muy importante. No digo que pase todos los días, pero es una situación verosímil.
El género thriller le gusta en el cine y veo que también en la literatura.
Quitanto el western, que es casi imposible hacerlo y, sobre todo, escribirlo, es mi favorito.
Expolíticos que dejan bancos, exbanqueros con retiros millonarios, inyecciones desorbitantes de dinero… la novela es tan real como la vida misma.
Ahora mismo pasan cosas que hace cinco, seis o siete años pensábamos que eran imposibles. En la actualidad, no solo son posibles, sino que ocurren todos las días y con unas dimensiones superiores a los que nosotros hubiéramos imaginado. Los poderes económicos y políticos son bestiales. Yo cuando oigo las noticias por la mañana me planteo, ¿y ahora qué hay que hacer?
¿Y bien? ¿Qué cree que podemos hacer los ciudadanos?
No sabría responderte a esto. Lo que sí sé es que quedarnos apáticos y pesimistas no lleva a nada. Cada uno en la medida de sus posibilidades, y alguna vez muchos juntos, deberíamos empezar a hacer cosas para evitar que nos vayan destruyendo poco a poco.
Quizá ese es uno de los problemas, que los ciudadanos permanecen impasibles ante lo que sucede a su alrededor.
En España somos muy conformistas. Nos acomodamos a pensar que ésta es la situación que nos ha tocado vivir y ya está. Pensamos que la política no sirve para nada, que los sindicatos no sirven para nada, que manifestarse no sirve para nada… Entonces te quedas en tu casa y ya está, cada uno a los suyo.
Considera que la economía ha neutralizado la política, ¿grave que solo el dinero mueva el mundo, no?
Una de las cosas que yo intento reflejar en la novela, no sé si bien o mal, es que ha habido una decadencia rapidísima y total de la política. De repente, ha pasado a ser despreciada, después odiada y ya nadie piensa que la política sirve para resolver cosas. Esto es un terreno abonado para las fieras de la corrupción. Creo que esto es lo que ha pasado últimamente. Al morir Franco, la gente pensaba que la política podía servir para hacer algo bueno, ahora piensa que no sirve para nada. Esto es mortal de necesidad.
Le he oído decir que los ricos son gente aburridísima. Pues en este país nos lo vamos a pasar pipa a este ritmo.
No sé por qué cierta parte de la izquierda española tiene fascinación por los ricos. Tener dinero está muy bien, pero son aburridos porque no hacen una vida envidiable. Tiene yates y jets, pero eso no es divertido. Hasta la vida de Lorenzo de Medicis me parecía más interesante.
Por cierto, el título de la novela le ha salido muy roquero.
Los Rolling Stones son mi banda desde siempre. Bueno, y Jimi Hendrix.
