En la tradición cristiana el Domingo es el Día del Señor y, en cierto modo, este día de la semana toma su protagonismo de la antigua Roma, cuando recibía el nombre de dies solis (‘día del sol’). El sol tiene buena prensa, un día soleado es una bendición y un domingo como el de ayer, con cielo despejado y temperatura agradable, reunió todos los ingredientes para una despedida multitudinaria a la patrona de la ciudad, Nuestra Señora de la Fuencisla, que volvió a su santuario en la ribera del Eresma después de la novena en honor de su festividad. Un final del novenario que al mismo tiempo es un buen preludio de lo que al año que viene será la conmemoración del primer centenario de la coronación canónica de la imagen de la Virgen segoviana.
En todo el recorrido de la procesión, desde la Catedral al Santuario, pero especialmente en el Azoguejo, donde se celebró, como es habitual en los últimos años, un acto sencillo pero solemne, a la vez que tradicional y religioso, fueron miles las personas que mostraron su cariño a la Fuencisla.
La jornada en su honor comenzó muy temprano, con la celebración de un Rosario de la Aurora, a las siete de la mañana, desde los Jardinillos de San Roque, al que siguió novena y eucaristía. A las once el obispo, César Augusto Franco, ofició una misa solemne en la Catedral, amenizada por la Coral Voces de Castilla. Ya por la tarde, a las cinco, comenzó el rosario, con la presencia del Cabildo y el obispo, acompañados por integrantes de la Cofradía de Nuestra Señora de la Fuencisla y autoridades civiles y militares. Entre otros, asistieron la alcaldesa, Clara Luquero, junto a varios miembros de la corporación municipal pertenecientes a los grupos socialista, popular y de Ciudadanos, además del cronista oficial de la ciudad, Antonio Ruiz; del presidente de la Diputación, Francisco Vázquez; la subdelegada del Gobierno, Pilar Sanz; el diputado socialista Juan Luis Gordo y el senador del Partido Popular Javier Santamaría.
Al finalizar el rezo del rosario y, después de la interpretación del Himno a la Virgen de la Fuencisla, comenzó la procesión, con la salida de la imagen de la patrona mientras se interpretaba el Himno Nacional. La imagen estuvo escoltada en todo el recorrido por cadetes de la Academia de Artillería que, como en otras ocasiones, participó con una nutrida representación.
La llegada de la patrona al Azoguejo, donde esperaban miles de personas, algunos de ellos desde horas antes, fue recibida con aplausos y, a continuación, el Grupo de Danzas Emperador Teodosio interpretó varias piezas, entre ellas la Jota de la Virgen de la Fuencisla, una de cuyas estrofas dice “es pequeña y morenita, pero para los segovianos, la más grande y más bonita”.
El obispo de Segovia, César Augusto Franco, tomó la palabra tras la que ha sido su primera novena a la Fuencisla en la ciudad desde que fue nombrado para dirigir la diócesis y por eso se dirigió a la patrona con estas palabras “me postro ante ti y te pido, como dice esa jota última que hemos escuchado, que sepa amarte tanto como los segovianos”.
Franco pidió a la Virgen que tuviera una mirada misericordiosa hacia los segovianos “como miraste a tu hijo y cuidaste de él”y, especialmente, que interceda por las familias, especialmente las que pasan por grandes dificultades, por los matrimonios en crisis y los que se han roto, por niños, adolescentes y jóvenes, por los ancianos, sobre todo los que están en declive y por los enfermos, para quienes pidió “auxilio y compasión”.
“Mira a los pobres de la tierra, a los que nuestra sociedad aparta y descarta como objetos sin vida”, rogó, al tiempo que se refería a los inmigrantes que huyen de su país para ir a un país extranjero: “Danos compasión hacia ellos y que sepamos ver en ellos la obra de tu hijo…”.
Por otro lado, abogó “porque tentamos un trabajo digno, techo y bienes indispensables para vivir”, así como la paz para los países en guerra pero también “en casa, en las familias”, luchando contra el odio y la enemistad. No olvidó rogar a la Virgen por las vocaciones religiosas y por Segovia y sus gobernantes.
