Ya queda menos. Los segovianos pronto podrán volver a disfrutar de la imagen de la Virgen de la Fuencisla, cuya talla permanece en manos de los expertos del Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León en Simancas (Valladolid) desde el pasado mes de febrero para devolverle el aspecto que hace cinco siglos quiso darle el autor anónimo de la figura que desde entonces representa a la patrona de Segovia.
Si todo va conforme a lo establecido, la imagen de la virgen presidirá el tradicional novenario con el que los segovianos le demuestran su devoción, ya que volverá a Segovia en los primeros días de septiembre, toda vez que los trabajos de restauración están prácticamente terminados, a falta de algunos pequeños retoques, según informaron a esta redacción fuentes del centro de restauración.
En estos momentos se trabaja en la última fase, la de reintegrar policromías de acuerdo con la cromática original de la imagen. Los estudios previos han determinado que las zonas de la cara y manos de la Virgen y el Niño que porta en sus brazos tienen, como mínimo, dos capas de policromía. Se trata de pigmentos aglutinados con aceite, mientras que el manto, de color azul, fue decorado con una policromía más delicada, en temple, con pigmentos aglutinados con colas.
Cuando concluya esta última intervención, los restauradores incorporarán sobre la imagen unos elementos almohadillados donde las camareras de la Virgen podrán sujetar todos los elementos decorativos, como mantos, vestimentas y joyas, para que la imagen pueda ser vestida o sacada en procesión sin sufrir daños.
Una de las principales novedades de esta restauración será la instalación de un nuevo sistema de anclaje para la colocación de todos los elementos externos a la talla, con el fin de eliminar los antiestéticos tornillos que lucía y que impedían ser exhibida sin ningún tipo de atuendo. Además, se dotará a la imagen de una estructura capaz de sujetar la aureola sin que cause daños a la talla, y es posible que se construya una caja para el traslado de la imagen que permita desplazarla con total seguridad, y que se creará a partir de un molde de la propia figura.
Los trabajos comenzaron con un análisis detallado de los materiales, técnicas y manera de ejecutar la talla, que fue sometida también a un profundo examen a través de radiografías y luces ultravioletas. Con toda esta información, los técnicos empezaron por asentar las policromías en aquellas zonas susceptibles de perderse. A continuación, la tarea se dirigió a limpiar todos los estratos superficiales que alteraban la policromía original.
La restauración dedicó gran parte de sus esfuerzos a resolver uno de los deterioros más preocupante de la imagen, que era una grieta longitudinal en la madera que ya fue reparada «con acierto» hace más de 40 años en una antigua intervención, promovida por el Marqués de Lozoya, y Luis Felipe de Peñalosa. El equipo de restauración también observó con preocupación el levantamiento de la policromía alrededor de esta grieta, que de no haber sido tratada, hubiera podido perder el color original.