En una nueva redada policial tan excelente como oportuna en estos momentos en que el final de ETA parece más pendiente del diálogo político que de la lucha policial, la Ertzaintza detuvo ayer, en la madrugada del lunes al martes, al presunto etarra Gurutz Agirresarobe, al que todas las evidencias forenses apuntan como el autor material del asesinato del policía municipal Joseba Pagazaurtundua, un crimen que llevaba siete años sin ser resuelto.
Pagazaurtundua, de 45 años, casado, con dos hijos, era jefe de la guardia municipal de Andoain, militante socialista y miembro de la plataforma Basta Ya. Fue asesinado el 8 de febrero de 2003 tiroteado cuatro veces por un solo terrorista mientras desayunaba en un bar de la localidad guipuzcoana.
Ese pistolero, al menos según las muestras de ADN recogidas en el escenario del crimen -concretamente en una taza de café que el pistolero se tomó en el establecimiento hostelero- sería Agirresarobe, que ayer fue capturado junto a la que era su novia cuando se cometió el asesinato, Aitziber Ezkerra.
Por más que las circunstancias de la redada susciten ciertas sospechas de que pudiera existir algún tipo de conexión con las disensiones en el seno de la banda, en forma de traiciones entre los duros y los partidarios del final de la violencia, lo cierto es que el consejero de Interior, Rodolfo Ares, prefirió alimentar las especulaciones y evitó dar información alguna con el pretexto de que la operación se encuentra bajo secreto sumarial.
Sí explicó el socialista que ambos arrestos se produjeron en Hernani y en los respectivos domicilios de los presuntos etarras, que llevaban años viviendo con absoluta normalidad en la localidad guipuzcoana.
Según detalló Ares, la mujer, que ya había sido condenada anteriormente por colaboración con ETA, «podría haber sido una colaboradora necesaria en el asesinato de Pagazaurtundua».
El consejero del Interior detalló asimismo que ambos formaban lo que definió como una «célula durmiente» de la banda y «seguramente estaban a la espera de recibir órdenes de la organización terrorista para actuar».
Al parecer, según filtraciones provenientes de la Ertzaintza, la Policía autonómica contaba durante todos estos años con datos fiables acerca de su paradero, ya que habían sido imputados por delitos de enaltecimiento del terrorismo en dos ocasiones recientemente y estaban vinculados a partidos ilegalizados.
Tal circunstancia podría alimentar las especulaciones sobre la pasividad de los agentes del Cuerpo de seguridad regional, virtualmente inoperante a la hora de combatir a la banda terrorista durante las décadas de mandato del Partido Nacionalista Vasco.
Ares también quiso poner de manifiesto que la pistola utilizada en el asesinato de Pagazaurtundua fue la misma empleada para acabar con la vida del que fuera presidente del PP de Aragón Manuel Giménez Abad, el 6 de mayo del 2001, Tal circunstancia, que ya fue adelantada por Interior en el año 2003, no implica, tal y como explicó nuevamente ayer el consejero, que el asesino fuera forzosamente el mismo en ambas ocasiones.
Al cierre de esta edición, la operación policial continuaba abierta y no se descartaba la posibilidad de llevar a cabo nuevas detenciones como fruto de las previsibles confesiones de Agirresarobe y Ezkerra, así como del análisis del numerosos material informático y de los documentos en papel prehendidos durante los registros que llevaron a cabo las Fuerzas de Seguridad tanto en los domicilios de los presuntos criminales como en dos locales de Hernani.
