Diez hijos y una veintena larga de nietos, biznietos y dos tataranietas de Melchora Poyo Calvo se reunieron ayer en San Felices (Soria) para asistir al 99 cumpleaños de la tatarabuela. Una ceremonia eucarística en la iglesia y una comida familiar para unas 50 personas sirvieron para celebrar el regalo de Reyes que cada año les brinda la abuela Melchora, la encantadora de abejas, quien hasta hace pocos años todavía se dedicaba a la venta de miel.
La fiesta de Reyes se vive en San Felices (Soria) con una celebración especial, el cumpleaños de la abuela Melchora, muy querida en el pueblo soriano próximo a La Rioja y Aragón, y que en 2012 espera celebrar el centenario de la tatarabuela más longeva de la provincia.
Melchora nació el 6 de enero de 1912. Se casó pronto y tuvo 11 hijos, y uno de ellos falleció a los siete años. Dedicada al trabajo del campo, combinaba la tarea de la casa y los hijos con la venta de miel. Era conocida en la zona como “Melchora la de la miel” y el cartel todavía se puede ver en la población: “Melchora vende miel”, en una dedicación que ahora realiza un vecino.
La familia de la tatarabuela de 99 años ha tenido siempre colmenas con abejas. “Ella trabajó mucho y estuvo a punto de parir en un serón”, comenta Auxiliadora, una de sus hijas, quien destaca el buen carácter de su madre, “y que a sus 99 años no para”. Hasta hace poco vivió sola pero ahora ya pasa un mes con cada hijo, “y ella sí que extraña el cambio de casas”.
Sus hijos se encuentran viviendo en distintas poblaciones, principalmente en Navarra y La Rioja. Recuerdan cuando de pequeños se arremolinaban en torno a su madre, con la petición “mamá teta”, que sólo se veía impedida cuando Melchora iniciaba una nueva gestación. Todos se llevan bien y viven la jornada del 6 de enero como una auténtica fiesta.
Melchora cuenta con una tataranieta de tres años, y otra más pequeña de varios meses. La bisabuela, Auxiliadora sólo tiene 61 años, y cree que será una de las bisabuelas más jóvenes de España. “Me casé muy pronto, a los 17 años”, dice la hija de Melchora quien fue abuela con 35 años, y para quien sólo en las familias gitanas son abuelas con estas edades, “aunque ellas luego no viven mucho”.
La tatarabuela es “muy agradecida”, y cualquier regalo lo considera como un detalle muy especial. Tiene buen carácter y una gran pasión por su pueblo. Tiempo atrás, estuvo más delicada, “pero ahora ha dado un levantón que no se va a morir nunca”, dice Auxiliadora que define a su madre como “muy nerviosa y muy activa”.
La misa estuvo oficiada por el párroco Alfonso García, quien dice tener gran aprecio a la familia, y se ha encargado de divulgar el acontecimiento. Tras la ceremonia, y en la sacristía de la iglesia , se repartieron moscatel y pastas para todos los asistentes.
