La diputada nacional de Unión Progreso y Democracia (UPyD) Irene Lozano visitó ayer Segovia para compartir la última jornada de la campaña electoral con la candidata de su partido a la Alcaldía de Segovia, Luciana Miguel y presentar sus propuestas a los ciudadanos.
Lozano defendió a la candidata, a la que “conozco desde hace años”, y explicó a esta Redacción que “es una mujer valiente y comprometida, con mucho sentido de ciudadanía, y esa implicación en política de una persona como ella, que es médico y tiene una hija, y le roba tiempo para dárselo a los ciudadanos… me parece muy representativo su compromiso y su trabajo tal y como lo entiende UPyD”.
Asimismo, la diputada se mostró “muy convencida de entrar en el Ayuntamiento de Segovia e, incluso, lograr más de un concejal”. y es que, recordó “el equipo ha estado mucho en la calle durant elos últimos cuatro años, a pesar de no estar en la Institución, y eso la gente lo agradece”, porque, añadió, “nuestras siglas no han hecho avergonzarse a nadie y podemos ir con la cabeza alta”.
Sobre la campaña electoral que terminó ayer en todo el país, “mi impresión es que nos ha faltado un poco pista, más tiempo de campaña, porque yo he recorrido media España y he visto como iba subiendo el ánimo con el paso de los días y toda nuestra preocupación, que era que los ciudadanos supieran el trabajo que hemos hecho y la demostración de que la corrupción influye en la pobreza de los ciudadanos, lo hemos ido consiguiendo”, afirmó. En este sentido, en el caso de Segovia recalcó la importacia de UPyD en sacar a la luz y llevar a los tribunales el caso de Caja Segovia y la hipoteca del Torreón de Lozoya.
Y es que la formación magenta ha hecho de la lucha contra la corrupción en las administraciones públicas su principal bandera. De hecho, su ideario recoge la afirmación “España se muere de corrupción. Los síntomas son el paro, la pobreza y la desigualdad, pero la enfermedad es la corrupción. Los viejos partidos han estado mirando sólo por sus propios intereses, llenándose los bolsillos con el dinero de los ciudadanos”; y recuerda que “cada año se van 48.000 millones por el sumidero de la corrupción. Perdemos otros 70.000 por el fraude fiscal. El despilfarro es incalculable, pero solo fusionando ayuntamientos y eliminando las diputaciones se ahorrarían 15.000 millones”.
