Un mensaje sincero y emotivo de un «obispo misionero» caló ayer en el corazón de las decenas de personas que ayer se dieron cita en la Catedral para participar en la eucaristía de acción de gracias con la que la diócesis celebró el 25 aniversario de la ordenación episcopal del obispo emérito de Segovia, Luis Gutiérrez Martín.
Con gesto cansado, pero con voz firme, monseñor Gutiérrez presidió ayer en el altar mayor la celebración acompañado por el nuncio apostólico de El Vaticano en España, Renzo Frattini, y por el obispo de Segovia, Ángel Rubio Castro, así como por el arzobispo emérito de Valladolid, José Delicado Baeza y los obispos de Osma-Soria y Ávila, Gerardo Melgar y Jesús García Burillo, y por una amplia representación del clero diocesano.
Tras las palabras de saludo de monseñor Rubio Castro, la eucaristía comenzó con el acto penitencial en el que Luis Gutiérrez quiso extender su contrición hacia todas las personas e instituciones a las que hubiera podido causar algún daño durante el ejercicio de su ministerio episcopal. Posteriormente, en la homilía, el prelado emérito pidió a los segovianos que «me acompañen en esta acción de gracias por los dones que el Señor da a todos los que ha elegido para su ministerio». También manifestó que el eje de su labor como obispo se guió por llevar a cabo un «episcopado misionero, anunciando el Evangelio a los descreídos, a los alejados y también a los cristianos, para que su fe siempre vaya al fondo del mensaje de Cristo». «No siempre he podido cumplir con este ideal -reconoció- pero de lo que estoy seguro es de que Dios siempre me ha dado muchísimo y no se si podré corresponderle en la medida de lo que yo he recibido de Él». La celebración concluyó con la bendición apostólica enviada por el papa Francisco especialmente dedicada a Monseñor Gutiérrez con ocasión de sus bodas de plata, que concluyó con un espontáneo aplauso de afecto de todos los presentes.
Antes de la celebración religiosa, el obispo emérito compartió con los prelados invitados un almuerzo en la Casa de Espiritualidad «San Frutos», donde le fue entregada la placa conmemorativa del 25 aniversario de su ordenación, que no pudo recibir en la festividad de San Juan de Ávila, patrono del clero.
