El señero edificio del Seminario Diocesano busca en la actualidad inquilinos que puedan hacer posible la conservación del histórico inmueble dotándole de un uso que, a buen seguro, distará mucho del que para en su día fue concebido como centro de formación de sacerdotes. En los dos últimos años, los esfuerzos de la diócesis de Segovia han ido encaminados a acometer la urgente y necesaria consolidación de la denominada «zona noble» del edificio, cuyo estado de conservación amenazaba su estabilidad sobre todo en la cubierta y en los forjados del techo de la primera planta. Tras 24 meses de obras, el proyecto ha llegado a su fin, y los trabajos realizados, donde se ha invertido un presupuesto próximo a los 600.000 euros, permiten ser muy optimistas sobre la conservación del edificio. Con esta tranquilidad, pero con la preocupación lógica por uno de los inmuebles religiosos más importantes de la provincia, el delegado diocesano de Patrimonio, Miguel Angel Barbado, explica que la intención de la diócesis es conseguir que el edificio pueda volver a recuperar su uso, y para ello mantiene contactos con instituciones públicas y privadas a tal fin.
«Las obras han dejado grandes espacios abiertos que bien pudieran ser aprovechados para distintos usos -explicó Barbado- y de hecho, el obispo tiene mucho interés en conseguir que sean ocupados, porque si un edificio no se usa, termina por estropearse».
Ideas no faltan para ello. El delegado explicó que la diócesis se planteó inicialmente emplear estos espacios para la ampliación de la residencia sacerdotal o de la Casa de Espiritualidad -edificios ambos anexos al seminario-, aunque también se manejaron otras opciones. «En su momento vinieron a ver el edificio representantes de IE Universidad con el objetivo de un posible alquiler, e incluso la Junta de Castilla y León se planteó su posible uso como sede de alguna de las delegaciones territoriales -añadió Barbado- aunque finalmente la disponibilidad económica de las instituciones ha impedido el desarrollo de ninguno de estos proyectos.
En el subsuelo
A la espera de un posible inquilino, la diócesis mantiene los cuidados del edificio, y si antes fueron los tejados y cubiertas, ahora las obras se centran en el sótano y el subsuelo, que continuarán tras la preceptiva autorización de la Comisión Territorial de Patrimonio, que el 29 de junio dio el visto bueno a la ampliación del proyecto. Las obras consisten en la reparación de la planta semisótano, correspondiente a la planta baja del claustro, donde, se realizará una labor de saneamiento del suelo para facilitar su uso, mediante la pavimentación con losas. Además, está prevista una intervención en la escalinata exterior del templo, donde se llevará a cabo la recolocación de los peldaños que son posteriores a la construcción del edificio y que fueron instalados por un cambio de nivel en la vía, con el objetivo de uniformar la altura de los mismos.
La autorización de la Comisión Territorial contempla también la actividad arqueológica de carácter preventivo vinculada al proyecto básico y de ejecución de las obras de conservación del Seminario Diocesano. Y es que durante la rehabilitación del edificio histórico, se han descubierto distintas estructuras de destacable interés arqueológico, que han requerido la puesta en marcha de actuaciones específicas de estudio y documentación, y que conllevarán un control del movimiento de tierras durante las obras del sótano.
Así, en la entrada del claustro se han identificado una serie de muros y pavimentos superpuestos, consistentes en basas y un tambor de granito, situados en su posición original. En la zona del sótano, se han hallado determinadas piezas que podrían apuntar a la existencia de una ocupación altomedieval, como son tres silos de planta circular excavados en la roca, con restos cerámicos. También se han recogido varias piezas romanas.
