La Dirección General de Tráfico (DGT) ha actualizado su listado de tramos de carreteras convencionales especialmente peligrosos, en los que se está intensificando la vigilancia con el objetivo de reducir la siniestralidad en estas vías interurbanas competencia de la DGT. El listado incluye un 35 por ciento de nuevos tramos con respecto al anterior —publicado en julio—, hasta los 1.314 identificados, que suponen 25.172 kilómetros de carreteras convencionales en todo el país, con una longitud media de 19 kilómetros.
Según los datos aportados por el Ministerio del Interior, en Castilla y León hay 278 tramos calificados de especial peligrosidad, de los cuales 31 pertenecen a las carreteras segovianas, el 11,15 por ciento. En el listado de julio se contemplaban diecisiete de esos tramos, por lo que catorce se incluyeron en la última actualización.
El listado, que puede consultarse ya en la página web de la DGT, reparte los tramos peligrosos entre las siguientes vías: las
CL-601, CL-602, CL-603 y CL-605, así como las SG-211, SG-222,
SG-232, SG-313, SG-500, SG-723, SG-P-6121 y la SG-V-6122 cuentan con un tramo señalado cada una de ellas; las nacionales N-110 y N-603, así como la provincial
SG-322, dos; las provinciales
SG-20 y SG-205, tres tramos cada una; y la carretera N-VI es la que tiene más tramos calificados de especialmente peligrosos, con cinco.
El objetivo de dar a conocer estos ‘puntos negros’ es que los conductores, cuando transiten por ellos, extremen las medidas de precaución y, sobre todo, cumplan con los límites de velocidad establecidos en cada uno de ellos.
Y es que, explican desde Interior, los criterios para la tipificación de estos tramos son el resultado de analizar el número de accidentes graves, con víctimas mortales o heridos que necesitaron hospitalización; el número de accidentes en general y la información de la velocidad media de circulación en esos tramos. Por este motivo, algunos de los trechos registrados en la primera publicación de los mismos continúan en esta actualización y otros son sustituidos por algunos nuevos en los que la combinación de accidentalidad y exceso de velocidad está más presente.
En todos los tramos identificados se está intensificando la vigilancia con radares móviles y se está llevando a cabo el Plan Integral de Vigilancia puesto en marcha en diciembre del año pasado y que consiste en que cuando un conductor es detectado cometiendo una infracción de exceso de velocidad es parado e identificado y los agentes de la Agrupación de Tráfico también le realizarán, si lo consideran necesario, las pruebas de detección de alcohol y drogas, así como una revisión de la documentación, para comprobar que tanto el permiso de conducir, como la ITV y el seguro del vehículo se encuentran en regla.