“Aunque el gobierno fuese conjunto y el Ayuntamiento y la Junta estuviesen en manos del mismo partido, seguiríamos igual, estoy seguro”, lamenta Mariano Vela Bautista, presidente de la Asociación de Guías de Turismo Oficiales de Segovia (www.guiasdeturismodesegovia.es). El conflicto radica en la autoridad que permite que, además de las visitas guiadas que ofrece el Ayuntamiento de Segovia por medio de su oficina de Turismo y aquellas que las agencias derivan en los guías autónomos y oficiales de la ciudad, existan otras clandestinas en las que cualquier persona sin título, pero con los conocimientos mínimos de idiomas o de Historia, pueda ejercer de cicerone.
“No sé a quién le viene bien esta situación, pero algún interés tiene que haber en Segovia, cuando en otras ciudades como Salamanca o Zamora, estas cosas no ocurren”, continúa. Según cuenta Vela Bautista, la Policía es consciente de que existen personas desarrollando tareas de guía sin carnet, pero puesto que la labor de inspección pertenece al gobierno regional, no se hace nada al respecto. “No lo entiendo, porque la inspectora de la Junta va, por ejemplo, a los hoteles rurales, sin la necesidad de que le acompañe la Policía”, comenta.
En la actualidad existen en Segovia alrededor de una veintena de guías turísticos oficiales asociados que, según confiesa su presidente -quien está pensando dejar el cargo después de tres años en los que poco se ha avanzado respecto al tema- han “tirado la toalla; es una batalla perdida porque cada vez que nos prometen un convenio para el que sólo falta la firma, ésta no se produce”. La última vez que se dio esta circunstancia, declara, “fue en un foro de turismo que se hizo en abril; allí volvimos a tratar el tema y tanto Juanjo Martín como Claudia de Santos se comprometieron a moverlo, pero seguimos igual”.
Teniendo en cuenta que la “letra” que paga un guía turístico por conseguir su acreditación no es barata ni está exenta de esfuerzo, ya que debe pasar -después de superar la carrera de Historia, Arte o Turismo– un examen escrito de conocimientos y uno oral de idiomas, además de proceder a pagar posteriormente los correspondientes impuestos, las palabras de Mariano Vela Bautista al confesar que “da mucha rabia ver trabajando a guías que no tienen título, sabiendo que en estos tiempos es una fuente de ingresos brutal”, parecen lógicas.
De los ciudadanos depende entonces la elección de optar por la calidad de quien “cuenta datos”, como afirma Vela Bautista o de la caridad, interesada caridad, de quien ofrece, por un precio similar, un inventario del paso del tiempo.
