La tasa de criminalidad en Castilla y León se sitúa en el primer trimestre del año en 30,3 infracciones por cada 1.000 habitantes, 14 puntos por debajo de la media nacional (44,3) y la mejor de los últimos diez años en la Comunidad, según informó la Delegación del Gobierno.
En concreto, los delitos y faltas registrados entre enero y junio de 2015 en Castilla y León descendieron un 3,9% en relación con el mismo período del año anterior, mientras que los robos con fuerza lo hicieron en un 13,2%.
Según el balance de criminalidad que hace público cada tres meses el Ministerio del Interior, todos los indicadores presentan cifras que reflejan un descenso de los índices de criminalidad en general, excepto los homicidios dolosos y asesinatos consumados, que se mantienen en cinco, al igual que el pasado ejercicio.
El total de infracciones (delitos y faltas) cometidos durante el primer semestre del año 2015 en Castilla y León ha sido de 37.144, frente a los 38.662 delitos y faltas del mismo período de 2014, lo que supone una variación del 3,9%. En cuanto a delitos, se produce un descenso este primer semestre del 6,8%, mientras que las faltas descienden un 2,1% respecto al pasado año.
Asimismo, respecto al mismo semestre del primer semestre del año anterior, bajan las infracciones por delincuencia violenta en un 8,6% (de 792 a 724) y se reducen los robos con violencia e intimidación en un 9,6%, al pasar de 470 a 425.
En cuanto a los robos con fuerza en general, descienden un 13,2% (de 5.994 a 5.202) y en domicilios en particular en un 8,2 (de 1.909 a 1.753), mientras que los hurtos bajan un 6,6% (de 12.870 a 12.023), las sustracciones de vehículos a motor en un 5% (de 383 a 364) y los daños un 2,4 (de 5.446 a 5.317). Asimismo bajan las infracciones por tráfico de drogas en un 2,1% (145 a 142).
Sucesos
A pesar de estos buenos datos, la Comunidad sigue registrando sucesos llamativos como el ocurrido ayer en Aranda de Duero (Burgos). Allí, una pareja de menores de edad fueron detenidos después de que él agrediera a su novia y a un hombre que trató de mediar en la discusión, y ella hiciera lo propio con el agente que la custodiaba en Comisaría.
Los agentes acudieron ante la alerta de una agresión de pareja en la calle y, al llegar, fueron requeridos por un hombre de avanzada edad que presentaba lesiones sangrantes en el rostro por mediar en dicha agresión, lo que provocó que el joven le pegara y huyera.
La mujer agredida se encontraba en las proximidades, pero no deseaba ser ayudada por la Policía. Al identificarla se comprobó que era menor de edad, por lo que fue trasladada a la Comisaría donde permaneció hasta que su madre se hizo cargo de ella. Allí, increpó gravemente a los agentes, hasta el punto de llegar a agredir a uno de ellos por impedir que se fuera.
El hombre que había sido agredido tuvo que recibir asistencia médica hospitalaria, al sufrir un corte en el pómulo consecuencia de la rotura de sus gafas por el puñetazo recibido del agresor, el cual fue identificado, resultando ser también menor de edad.
