La coalición internacional contra los milicianos huthis en Yemenaplaudió el embargo de armas impuesto por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra el grupo rebelde.
El general Ahmed Aseri, portavoz de la ‘Operación Tormenta Definitiva’, afirmó que con esta decisión la ONU “complementa” las acciones militares de la coalición, recalcando que “es una victoria para los ciudadanos de Yemen”.
El máximo órgano de la ONU incluyó además en su lista negra al hijo del expresidente yemení Alí Abdulá Salé y al líder de los huthis, en una votación en la que Rusia se abstuvo debido a que algunas de sus propuestas para la resolución no fueron incluidas.
El padre de Salé, el expresidente Alí Abdulá Salé, y otros dos altos cargos huthis, Abd al Jaliq al Huthi y Abdulá Yahya al Hakim, ya fueron incluidos en la lista negra por el Consejo de Seguridad el pasado mes de noviembre. Soldados yemeníes leales al expresidente están luchando junto a los huthis.
Además, la resolución impone un embargo de armas contra los cinco hombres y contra “aquellos que actúen en su nombre o por su dirección en Yemen”, lo que a los efectos se refiere a los huthis y los soldados leales a Salé.
También reclama a los huthis que dejen de combatir y se retiren de las zonas que tienen tomadas, incluida Saná, la capital del país. Igualmente expresa preocupación por las “acciones desestabilizadoras” emprendidas por Salé, “incluido el respaldo a las acciones de los rebeldes huthis”.
Arabia Saudí asumió el liderazgo de la ‘Operación Tormenta Definitiva’, con la que, junto a una decena de países árabes, entre ellos Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Qatar, Kuwait, Egipto y Marruecos, intenta “repeler a las milicias huthis, Al Qaeda y el Estado Islámico” en Yemen.
Las monarquías del Golfo Pérsico temen que la influencia de Irán en la región se extienda con el ascenso de los huthis al poder, en medio de la inestabilidad generada por el conflicto iraquí y la guerra civil en Siria
La crisis política en Yemen, fruto de las disputas internas no resueltas con la caída del Gobierno de Salé, en 2011, se agravó en septiembre con la irrupción en Saná de los rebeldes chiíes.
Los huthis, que históricamente reivindicaron mayor autonomía para el norte de Yemen, llevaron al presidente, Abdo Rabbu Mansur Hadi, y su Gobierno a dimitir en bloque en enero, evidenciando la pugna por el poder.
