El pintor, que estuvo acompañado por la directora del Museo Esteban Vicente, Ana Martínez de Aguilar, explicó que su relación con Madrid, una ciudad que ha pintado en innumerables ocasiones «y sobre la que nunca terminaré de trabajar», es más de interés que de que sea de su gusto. «Madrid no me gusta, pero me fascina la vida que tiene»
En este sentido también reveló que la serie de cuadros que está realizando de la Gran Vía cree que serán su «despedida del centro, porque me interesa mucho más la ciudad nueva, donde la ciudad se encuentra con el campo; la Gran Vía es la parte más antigua de la ciudad con la que soy capaz de comunicarme, porque para mí, debe haber una relación sentimental».
Antonio López también rechazó que su obra se encuadre en el hiperrealismo, para asegurar que esa corriente «tiene relación con un pueblo sin historia y nosotros tenemos una historia larguísima, que no se acaba, y que hace que tengamos el peso de la historia en la mirada».
