Ayer sábado se desarrolló el encuentro diocesano de catequistas en la Casa de Espiritualidad San Frutos de Segovia con la presencia de unos 70 catequistas procedentes de toda la diócesis que en esta ocasión reflexionaron sobre “La Palabra de Dios en la vida del catequista y en la catequesis”.
El obispo de Segovia, Ángel Rubio, fue el primero que tomó la palabra tras la oración inicial centrada en el lema de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011 “arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. El prelado comenzó agradeciendo a los presentes su contribución gratuita a la transmisión de la fe, tarea fundamental que en sus respectivas parroquias llevan a cabo en colaboración con los sacerdotes. Y refiriéndose al tema afirmó: “El catequista debe ser un gran oyente de la Palabra de Dios. Una Palabra que es actual; en el aquí y ahora, Dios Padre conversa con sus hijos. El Encuentro con la Palabra es un encuentro salvífico y vosotros con vuestra boca y vuestros labios, hacéis que esa Palabra salvadora llegue hasta todos los niños que asisten a la catequesis”.
Después de las palabras del obispo, Florinda Callejo, catequista de la parroquia de San Millán, presentó las ideas fundamentales del mensaje que el Papa Benedicto XVI ha escrito con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid el próximo mes de agosto. Como síntesis de su reflexión ofreció una frase del citado mensaje: “La calidad de nuestras catequesis y de nosotros mismos, dependerá, sobre todo, de la preparación espiritual, de la oración, de la escucha en común de la palabra de Dios y del apoyo recíproco”.
Por su parte, Ignacio García, director del secretariado de catequesis, ofreció una reflexión sobre la importancia de la Palabra de Dios en la vida del catequista a partir de los principales documentos del Magisterio de la Iglesia desde el Vaticano II. “Jesucristo no nos dice una palabra acerca de Dios, sino que todo lo que Él es y realiza es Palabra de Dios, manifestación del rostro de Dios presente hoy en la Iglesia”, subrayó el sacerdote.
Finalmente, un tiempo para la reflexión personal y un trabajo por grupos dio pie a que todos los presentes pudieran ofrecer su propia experiencia de cómo integran la Palabra de Dios en los diferentes ámbitos de la vida. El encuentro finalizó con la escucha y meditación de un pasaje de la Sagrada Escritura mediante el método de la “lectio divina”.
