La Biblioteca Nacional (BNE) rendirá homenaje a Rubén Darío en el centenario de su muerte con una exposición bibliográfica que recogerá sus facetas como escritor, periodista y diplomático y miembro de la Generación del 27. Félix Rubén García Sarmiento, el verdadero nombre del poeta, está considerado un revolucionario en la literatura hispánica, por su alto grado de perfección con una estética modernista y su aportación a las nuevas formas de la métrica.
La figura del poeta nicaragüense ha sido objeto de numerosas tesis y estudios, y en la exposición, que se inaugurará el día 10 de mayo, se podrán ver los trabajos más significativos. Entre ellos, el ‘Repertorio bibliográfico del mundo de Rubén Diario’ de Arnold Armand del Greco; ‘Rubén Darío y los escritores españoles de su tiempo’ de Ginés de Albareda; o ‘Rubén Darío: la vida, la obra, notas críticas’ de Guillermo Díaz-Plaja.
La muestra también expondrá su archivo, conservado en la Universidad Complutense de Madrid, donde se recogen todos los avatares de su vida y de su obra, y que fue donado por su viuda. Coincidiendo con la exposición, que podrá visitarse hasta el día 30, se ha organizado una mesa redonda el dia 10 en el salón de actos de la BNE, con la participación de Luis Alberto de Cuenca, Rocío Oviedo y Teodosio Fernández. Los tres son grandes conocedores de la obra del escritor y comentarán el legado de Darío a las letras hispanas y cómo permanece en estos comienzos del siglo XXI. La entrada a este acto será libre hasta completar aforo.
Rubén Darío fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en lengua española. Es, posiblemente, el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico. Rubén Darío es citado generalmente como el iniciador y máximo representante del Modernismo hispánico.
Para la formación poética de Rubén Darío fue determinante la influencia de la poesía francesa. En primer lugar, los románticos, y muy especialmente Víctor Hugo. Más adelante, y con carácter decisivo, llegará la influencia de los parnasianos: Théophile Gautier, Leconte de Lisle, Catulle Mendès y José María de Heredia. Y, por último, lo que termina por definir la estética dariana es su admiración por los simbolistas, y entre ellos, por encima de cualquier otro autor, Paul Verlaine. Recapitulando su trayectoria poética en el poema inicial de Cantos de vida y esperanza (1905), el propio Darío sintetizó sus principales influencias afirmando que fue “con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo”.
La evolución poética de Rubén Darío está jalonada por la publicación de los libros en los que la crítica ha reconocido sus obras fundamentales: ‘Azul’ (1888), ‘Prosas profanas y otros poemas’ (1896) y ‘Cantos de vida y esperanza’ (1905).
Antes de Azul Darío escribió tres libros y gran número de poemas sueltos, la llamada “prehistoria literaria”.
