Desde que en el primer tercio del siglo XVII Julio César Firrufino revolucionara la ciencia artillera con su manual «El perfecto artillero», en el que compendió sus experiencias teórico-prácticas que mejoraron sensiblemente la formación de los artilleros, el arma ha ido evolucionando exponencialmente para mejorar no sólo la eficacia en sus misiones, sino la eficiencia en la gestión de sus recursos. Con este espíritu, la Academia de Artillería ha acogido a lo largo de la semana el ejercicio técnico-táctico «Acueducto 2013″, en el que los mandos de Artillería Antiaérea y de Campaña, el Grupo de Artillería de Camapaña Aerotransportable y la Academia de Artillería han chequeado la eficacia de la organización de sus puestos de mando, y su capacidad para dirigir la maniobra de las unidades subordinadas.
Durante cinco días, la Academia de Artillería, en los acuartelamientos de Baterías y San Francisco, ha albergado a 183 hombres y mujeres pertenecientes a las distintas unidades artilleras citadas que han desarrollado este ejercicio, supervisado por el Cuartel General Terrestre de Alta Capacidad.
El general director de la Academia de Artillería, Alfredo Sanz y Calabria explicó que el objetivo de esta prueba se enmarca en la reorganización logística del Ejército de Tierra, que en 2006 eliminó las divisiones -unidades militares creadas para el desarrollo de una operación específica- pero abrió la posibilidad de crearlas de forma puntual en caso de qu fueran necesarias para participar en una operación o en caso de conflicto.
Así, este nuevo concepto de división ha obligado a establecer puestos de mando, creados en este caso sobre la base de los cuarteles generales de fuerzas pesadas y fuerzas ligeras ubicados en Burgos y Madrid. Para comprobar su funcionamiento, se llevan a cabo ejercicios periódicos denominados «Redeo» para fuerzas ligeras y «Yelmo» para fuerzas pesadas, a los que se añade el ejercicio «Acueducto» para complementar la comprobación del funcionamiento interno del propio puesto de mando y su capacidad para dirigir la maniobra de las unidades subordinadas.
El general Sanz y Calabria explicó que la prueba se centra en validar la estructura, organización y funcionamiento de las células de apoyo de fuego y defensa aérea y gestión del espacio aéreo de la división dentro de sus cadenas respectivas.
En el ejercicio participa el Mando de Artillería de Campaña con el regimiento de Lanzacohetes 63 con sede en Astorga (León) y el de Artillería de Campaña 11 de Burgos, que organizaron el apoyo de fuego de la división y el puesto de mando respectivamente.
La artillería antiaérea participó con el montaje de un puesto de mando de agrupación táctica antiaérea sobre la base del regimiento número 63 de Cartagena (Murcia), y las estructuras de control superior e inferior del ejercicio fueron desarrolladas por el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de Valencia y el Grupo de Artillería de Campaña VII de Pontevedra, respectivamente.
El control del ejercicio quedó en manos de la Jefatura de Adiestramiento y Doctrina de la Academia, responsable de todo lo que tiene que ver con la investigación y definición de la organización y los procedimientos del arma; lo que ha permitido a los alumnos de quinto curso de la escala superior participar de forma excepcional en un ejercicio singular por su complejidad.
La Academia de Artillería ha cedido también las instalaciones del Centro de Adiestramiento y Simulación (SIMACA), con el que se han recreado virtualmente los escenarios de las distintas pruebas desarrolladas durante el ejercicio, lo que permite no sólo una mayor comodidad en su desarrollo, sino un notable abaratamiento de costes respecto a otras opciones sin menoscabo de la fiabilidad del control de estas pruebas.