Además de los actos de recuerdo y homenaje a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre, la ciudad de Nueva York vivirá estos días de una manera distinta. Y es que la Gran Manzana se verá obligada a extremar sus medidas de seguridad de cara al décimo aniversario de la tragedia después de recibir ayer una amenaza terrorista creíble pero «no confirmada».
El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, aseguró que «en los tiempos que corren es necesario tomar estas amenazas seriamente, y lo haremos».
El comisario de la Policía neoyorquina, Raymond Kelly, indicó que entre las medidas de seguridad se encontrarán puestos de control en algunas calles, así como una mayor vigilancia de lugares emblemáticos, edificios públicos y puentes.
Además, se incrementarán los exámenes en el Metro, habrá más perros adiestrados para la detección de bombas en las calles y se aumentará la retirada de los vehículos mal aparcados.
El aumento de las medidas de seguridad también afecta a los aeropuertos que dan servicio a la ciudad, como el John F. Kennedy, el de Newark o LaGuardia, así como a la terminal de autobuses Port Authority y la que acoge al tren que atraviesa el Hudson para conectar Nueva York con Nueva Jersey.
Tanto Bloomberg como Kelly lanzaron un llamamiento a los ciudadanos a extremar su vigilancia y a informar a las autoridades de cualquier acto sospechoso.
El dispositivo se ha reforzado después de que el Departamento de Seguridad Nacional corroborara ayer la existencia de una amenaza «creíble y específica», aunque «no confirmada», de ataque al país a solo dos días del décimo aniversario de los atentados que se cobraron 3.000 vidas.
La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, aseguró horas después de conocerse la noticia de que Al Qaeda está tras la amenaza. La dirigente subrayó que el Gobierno actuará de forma «incansable» contra el terrorismo.
En relación a este asunto, los medios norteamericanos mencionaron la existencia de al menos tres sospechosos ligados a la red terrorista Al Qaeda, que habrían entrado en el país hace un mes con la intención de colocar un coche-bomba, tal vez en Nueva York o Washington. Además, añadieron que el Gobierno está discutiendo si elevar o no el nivel de alerta.
No obstante, el país se mantiene en «vigilancia máxima» y el Ejecutivo emitió el pasado día 2 una «alerta mundial» para sus ciudadanos que insisitía en la «continua amenaza de Al Qaeda».
