Los alféreces alumnos de las promociones 299 y 300 de oficiales de la Escala Superior y la trigésimo sexta promoción de sargentos alumnos de la Escala Básica desempolvaron ayer sus uniformes de gala reglamentarios tras el paréntesis vacacional para participar en el acto inaugural del curso 2010/11 en la Academia de Artillería, que un año más tuvo como escenario los jardines de la plaza de la Reina Victoria Eugenia, frente al Alcázar.
El centro de enseñanza militar afronta un curso este año marcado por la continuidad en su plan de estudios, pero con el horizonte en los cambios que a medio plazo incluirá en su oferta formativa obligados por las directrices que adaptan la enseñanza militar superior a las prescripciones del «Plan Bolonia»; y que orientarán la labor de este centro hacia el perfeccionamiento y la especialización en la formación específica de los futuros oficiales y suboficiales del arma de Artillería.
Con un tiempo que anuncia ya la llegada del otoño, el acto comenzó con puntualidad a las doce del mediodía con los honores de ordenanza al general director de la Academia de Artillería, Ricardo Sotomayor, que presidió el acto, y al que acompañaron el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, y una amplia representación de las autoridades locales y provinciales, así como los generales de los mandos de Artillería Antiaérea y de Campaña, Francisco Javier Bonal y Arturo García-Vaquero.
El general Sotomayor fue el encargado de pronunciar la lección inaugural del curso frente al monumento construido por Aniceto Marinas en honor a los capitanes Daoiz y Velarde, en la que destacó ante los alumnos la capacidad de liderazgo como una de las principales virtudes de un futuro mando militar; sin descuidar la formación técnica, académica y humanística como pilares que completan su preparación como oficiales y suboficiales.
En un discurso perfectamente extrapolable a cualquier grupo directivo ajeno a la disciplina militar, Sotomayor aseguró que un buen líder debe tener capacidad de «iniciativa, decisión y responsabilidad» para poder transmitir a las personas que dependen de él cualquier decisión.
De este modo, señaló que los futuros mandos del ejército debe tomar la iniciativa «si la evolución de la actividad trastoque los planes previstos, aunque no hay que lanzarse de forma ciega e irresponsable, sino que todas las acciones han de ser concurrentes y basadas en la coordinación».
Sotomayor ha asegurado que la facultad de decidir «es una de las prerrogativas que definen al jefe», y manifestó que en algunos casos «decidir es elegir, renunciar, priorizar y muchas veces tener que decir no». Del mismo modo, aseguró que la indecisión «es la forma más rápida de perder autoridad y la capacidad para mandar, y la mejor fomra de evitarlo es ejerciendo continuamente la capacidad de liderazgo».
Sotomayor aseguró que un líder debe serlo tanto en el plano físico como en el intelectual y el moral, con el fin de definir en cualquier escenario la decisión más adecuada.
En el plano de la responsabilidad, el director de la Academia de Artillería manifestó que pese a la estructura fuertemente jerarquizada del ejército «la responsabilidad nunca se delega», y aseguró ante los alumnos que «bajo ningún motivo podéis escudaros en vuestros subordinados o echarles la culpa, porque supondría una falta de lealtad y una traición a vuestra gente».
Tras su intervención, tuvo lugar la tradicional ofrenda a los militares fallecidos, en la que el alcalde Pedro Arahuetes y el general Sotomayor depositaron una corona en el monumento a Daoiz y Velarde.
El himno de Artillería y el desfile de las unidades ante las autoridades pusieron el fin al acto, tras el cual los alumnos volvieron en formación hasta la sede de la Academia de Artillería, desfilando por las calles del centro histórico de la capital.