Emocionante —era presumible— fue la presentación ayer de la revista número 34 de la Asociación Cultural Plaza Mayor, que preside Paco del Caño, dedicada de manera monográfica a una figura clave en el periodismo radiofónico, Alfredo Matesanz, fallecido el pasado mes de junio.
Con la presencia de su esposa, Teresa Garrido, de Luis Antonio Hernández, presidente del consejo de administración de Radio Segovia; Miguel Ángel López, presidente de la Asociación de Periodistas de Segovia y la concejala de Seguridad del Ayuntamiento de Segovia, Raquel de Frutos, el acto se celebró en la plaza de Cirilo Rodríguez, frente a la fachada de la radio que fue la casa laboral de Alfredo, desde cuyos micrófonos se convirtió en el convecino amigo que contaba la vida de la ciudad y de la provincia a segovianos y segovianas.
De Frutos, que recordó que el pleno municipal acordó por unanimidad dedicar una calle de la ciudad a Matesanz, Hijo Predilecto de la Ciudad, aseguró que los segovianos “siempre le llevaremos en nuestro corazón, porque siempre será la voz de Segovia”.
En su intervención, insistió en que se trata de “un gran referente para el periodismo de esta ciudad…. muchos y muchas segovianas hemos crecido escuchándole y seguimos teniendo su voz en nuestros oídos”.
Del Caño dijo que este número monográfico se debe a que Alfredo “era una persona entrañable, querida en la ciudad” y la asociación quería dejar testimonio con textos y, sobre todo, fotografías, que recuerden su talla profesional y personal.
Precisamente, el presidente de la Asociación de Periodistas quiso insistir en que Matesanz “no ha sido, es y lo será durante este siglo para casi todos los profesionales de los medios de comunicación locales un referente”, y destacó la excelencia de su buen hacer, en un medio tan difícil como la radio.
Su viuda, agradecida con el homenaje, comentó que el cariño que como amigo demuestra Paco del Caño con la edición de esta revista es indicativo “de ese cariño de tanta gente” y aseguró que a Alfredo “le gustaba mucho su trabajo” y le gustaba más estar al otro lado del micrófono, como profesional, que recibiendo reconocimientos, aunque la publicación da fe de los muchos que recibió en vida.
Hernández, por su parte, protagonizó uno de los momentos más emotivos, al evocar como a pocos metros de la plaza de Cirilo Rodríguez “nos conocimos en la esquina de al lado hace más de 60 años, donde estaba el colegio de los Hermanos Maristas entonces y donde se inició una amistad”.
“En esta casa no saldrá una palabra por sus antenas —en referencia a Radio Segovia— sin el recuerdo y la enseñanza que recibimos de nuestro amigo Alfredo”, concluyó.
