Los vecinos de Cuéllar se levantaron con una de esas imágenes idílicas que todos quieren ver de su localidad. La villa amaneció teñida de blanco en todos sus rincones, como ya se preveía la tarde anterior, cuando el Niño de la Bola no pudo salir en procesión porque comenzaba una intensa nevada. Las labores de Protección Civil esparciendo sal y las de los operarios municipales fueron imprescindibles, porque más de 15 centímetros de espesor cubrieron las calles del municipio. Dificultades en el tráfico y en la circulación incluso a pie no impidieron a muchos disfrutar de un día de nieve a la puerta de casa, sin tener que desplazarse. Junto al Castillo, en el Parque de la Huerta del Duque, en los Paseos y en la Plaza Mayor, los muñecos de nieve fueron los protagonistas. En las pendientes del parque y de la Cuesta de Castilviejo, cualquier cosa sirvió como trineo para divertimento de los más pequeños, pero también de los mayores. Y la nieve no cesó; desde media mañana, intensos copos y algo de ventisca comenzaron a cuajar de nuevo, lo que volvió a provocar que por la tarde, muchos salieran a disfrutar de nuevo de la nieve. Trineos y cámara de fotos son imprescindibles para este día que puede que tarde años en repetirse.
