Cuéllar ha vuelto a su rutina aunque la simple vista se deja entrever que la del miércoles fue una tormenta poco vista en años. Ha habido algunas este año que han dejado estampas parecidas, pero las riadas en las calles del centro fueron espectaculares. Todos los medios de servicios municipales, servicio de aguas de Aquona y Policía Local, junto a los bomberos de Villa y Tierra fueron puestos a disposición del municipio.
Así, Policía Local recogía multitud de llamadas que, en coordinación con Servicios Municipales, fueron resolviendo las múltiples incidencias que tuvieron lugar en muy diversos puntos de Cuéllar. A simple vista se pudo ver la problemática de las alcantarillas, que no pudieron contener todo el agua. Policía Local atendió incidencias en las de las calles San Pedro, Fotógrafo Rafael, Concepción y Plaza de San Francisco, pero fueron muchos los vecinos que optaron por abrirlas ellos mismos con ayudas de palancas, sobre todo en la zona de Santa Clara, donde se acumuló todo el agua al caer desde la zona norte.
Las inundaciones de bajos y locales también fueron protagonistas en las calles Octavio Paz, Plaza José Echegaray, dos en la calle Fotógrafo Rafael, en la Avenida Camilo José Cela, Padre Balbino Velasco y en el quiosco-bar de San Francisco. Las balsas de agua fueron de nuevo protagonistas en la calle el Calvario, junto a la Plaza de Toros, y en las calles Gabriel García Márquez, Chile y carretera de Bahabón.
Otras incidencias registradas por la Policía Local tuvieron lugar, por ejemplo, en la plaza de San Andrés, donde el agua invadió el hueco que aloja los contendores de basura, levantó el hidráulico y elevó los contenedores. En la estrecha calle del Rosario, un alero estaba al borde del desprendimiento, dando lugar a situaciones de peligro. En la Plaza de San Francisco se desprendió en cartel publicitario del antiguo bar San Francisco, y en la calle La Barrera se desprendieron cascotes junto al arco de San Basilio.
Igualmente, se recibieron llamadas para informar de que las carreteras estaban inundadas. Concretamente ocurrió con la de Arévalo, a la altura del río Cerquilla, y con la de Olmedo, a la altura de Torregutiérrez.
Los desperfectos no han sido cuantiosos, pero los pluviómetros recogieron más de 50 litros por metro cuadrado, y las dificultades para abarcar las incidencias fueron considerables. La tormenta duró algo más de una hora y la intensidad no cesó en ningún momento, convirtiendo las calles en riadas. Así fue como varios coches se quedaron atrapados en la zona junto a la Plaza de Toros, y tuvieron que esperar a que los bomberos actuaran para poder desplazar los vehículos a zona segura. Un árbol caído en El Soto y Los Paseos de San Francisco como una auténtica piscina, además del patio del CEIP Santa Clara, fueron otras de las estampas que dejó la tormenta. Esta zona sur fue la más afectada, puesto que recoge el agua que cae desde los barrios del norte de la localidad.
En el santuario de El Henar, por ejemplo, aparecieron árboles partidos por el medio, y los propietarios de fincas y piscinas aseguran que una capa de hielo cubría estas, porque allí la tormenta fue de granizo y agua, muy fuerte, elevando el nivel de estas más de 20 centímetros.
Las redes sociales fueron el canal más usado para dar parte de la situación en las calles, en los barrios y en los municipios colindantes a Cuéllar. Vídeos y fotografías se llenaron de comentarios que dejaban patente la perplejidad de los vecinos ante los sucesos que, por suerte, solo han dejado daños materiales y, al parecer, leves.
Vallelado: casi sin lluvia pero inundado
La localidad segoviana sufrió las peores consecuencias de la tormenta que se desató en Cuéllar. En Vallelado no llovió apenas, pero el agua recibida en el arroyo Horcajo, desbordado, proveniente de otras localidades fue el que anegó el municipio en sí. Vallelado quedó incomunicado por carretera, porque sus dos accesos también quedaron anegados. Tanto el acceso de carretera que une San Cristóbal de Cuéllar con Vallelado, como las vías de Íscar o Chañe tuvieron que ser cortadas porque el paso de vehículos era imposible. Entre el más de medio centenar de llamadas de los bomberos de la Comunidad de Villa y Tierra, muchas derivaban de los vecinos de esta localidad. Las carreteras se cortaron y la riada de barro se apoderó de Vallelado. Contenedores y vehículos quedaron a merced del agua, que se desplazaba con fuerza. Incluso animales de una explotación ganadera de cerdos aparecieron en el centro de la localidad; tierras y naves también sufrieron las consecuencias de esta tormenta. Los vecinos se sorprendieron porque el nivel del agua superó los 70 centímetros en bajos, bodegas y locales. Tuvieron que actuar con sus propios medios hasta achicar el agua y lograr que Vallelado, aunque lleno de barro, fuera una población transitable de nuevo.






