En Anaya han decido talar un platanero de sombra de unos cincuenta años de edad, el más longevo que tenía el municipio en su casco urbano.

Estaba ubicado en La Plazuela, un pequeño oasis en un pueblo que carece de ejemplares similares en todo el casco urbano. Teniendo en cuenta que su vida útil podría rondar los 300 años, se podría pensar que esta decisión estaría justificada por algún problema de salud, pero nuestro apreciado árbol gozaba de una robusta vitalidad, tal vez eso haya sido el problema y su condena a muerte.
Mi recuerdo no concibe ni un solo día de mi vida sin su soberbia presencia. Nos ha regalado su sombra todos los veranos, haciendo más llevaderos los tórridos días de la meseta castellana, donde los árboles contribuyen a atemperar los calores estivales, bajando varios grados las altas temperaturas, proporcionando sombra y cobijo bajo sus frondosas hojas. Oxigenabas nuestro aire, depurando nuestra contaminación y así te pagamos tus servicios prestados.
En estos tiempos de cambio climático, en los que proliferan las políticas ecológicas y se fomentan desde las administraciones actuaciones de reforestación y respeto al medio ambiente, se decide desde un Ayuntamiento la tala de este ejemplar majestuoso. No se entiende que no se hayan barajado alternativas para evitar su tala. Tal vez esta sea la medida más económica, rápida y eficaz de eliminar este ejemplar de un plumazo, pero por barata que sea, no deja de ser una medida incívica, ilegal e irreemplazable.
La Plazuela no volverá a ser la misma nunca más, sin su soberbio ejemplar que nos acompañó silenciosamente durante más de 50 años. Te echaremos de menos, sin duda.