Las Ventas de Madrid, primera plaza de toros del mundo, llegó a reunir hace 30 años a dos novilleros segovianos en un mismo cartel. Fue en un año, 1994, en el que la provincia contó con tres jóvenes en el segundo escalafón, que mantuvieron la ilusión entre los aficionados: Alfredo Gómez, Óscar González ‘El Segoviano’ y Emilio de Frutos. Los dos primeros debutaron y se presentaron el mismo día en el coso madrileño a final de temporada, el domingo 16 de octubre, bajo la gestión de la empresa Toresma de los hermanos Lozano (José Luis, Pablo y Eduardo), en una tarde que abrió el almeriense Ruiz Manuel. Para la ocasión, se reseñaron utreros de la ganadería de Herederos de Alonso Moreno.
Gómez (Segovia, 1973) ya había debutado con picadores en 1992 en La Lastrilla, con Fernando José Plaza y Pedro Carra. El año siguiente toreó 21 festejos, con bagaje en el exigente valle del Tiétar, y en 1994 llegó a sumar 28 antes del compromiso venteño. En la provincia de Segovia actuó en el barrio de San Lorenzo y en Cantalejo. González (Cantimpalos, 1976), por su parte, con una variado repertorio con el capote y en banderillas y un cañón por espada, alcanzó una treintena de contratos con picadores esa campaña, tras comenzar en Almería el 1 de enero -fecha poco taurina en España-.
Entre las novilladas de ese año, llegó a torear en el debut con caballos de De Frutos en Cuéllar el 30 de agosto, una tarde en la que los dos salieron por la Puerta Grande. Además, en Riaza llegó a cortar hasta tres orejas y un rabo y continuó su triunfal temporada con salidas en hombros en otros tres plazas de la provincia: San Lorenzo, Cantalejo y Cantimpalos, ante sus paisanos. Otro éxito importante fue el que consiguió en Aranda de Duero (Burgos), con cuatro orejas y un rabo.
De forma previa a la novillada programada en Las Ventas, se iba a anunciar un cartel con los tres novilleros segovianos del momento, Gómez, González y De Frutos, en Segovia el 12 de octubre, cediendo Manolo Lozano la plaza de toros para la ocasión, pero finalmente no terminó por concretarse, entre otros motivos, por las previsiones meteorológicas. Sí se celebró el compromiso venteño, pese a la lluvia intermitente y el mal estado del piso de plaza, aunque hubo ‘baile’ en los corrales. Del encierro de Alonso Moreno, de procedencia Urcola, solo se lidiaron tres, y el festejo tuvo que remendarse con dos novillos de Julio de la Puerta (segundo y tercero) y otro de Palomo Linares (sexto).
Para el debut de Gómez y González en la primera plaza del mundo, se desplazaron hasta Madrid alrededor de “un millar largo” de aficionados segovianos, según recogió el crítico Pablo Pastor en la crónica que salió publicada en la edición del día siguiente en ‘El Adelantado de Segovia’. Abrió la terna Ruiz Manuel, con un balance de saludos y silencio. Gómez, con 20 años, trenzó el paseíllo con un traje azul pavo y oro. Recibió a su primer novillo de la divisa de De la Puerta con “buenos lances”, que hicieron “presagiar momentos posteriores estelares”; y continuó con “el toreo en redondo, componiendo la figura y rematando con bonitos pectorales”. Su labor fue reconocida con una ovación desde el tercio, tras matar con prontitud. Con el segundo de su lote, del hierro de Alonso Moreno, apenas tuvo opciones al embestir “a cuentagotas” y optó por abreviar (palmas). Tal y como apuntó Pastor dejó momentos de “plasticidad”.
‘El Segoviano’, con 18 años, llegó a Las Ventas vestido con un terno burdeos y oro, y se presentó con “garbo” a pesar de que los dos primeros novillos fueran devueltos a los corrales. Tras el inicio capotero, con “media verónica y posterior revolera” incluidas, rápido fue ovacionado con “fuerza”. El cantimpalense “no brilló con los garapullos” ante un “peligroso” astado, pero después sacó “pases meritorios” y terminó con “acierto, de un estoconazo” -como acostumbraba-. Hubo petición de oreja, aunque insuficiente y recogió una ovación por parte del respetable. Con el que cerró plaza, un novillo “casi ilidiable” de Palomo Linares, estuvo “valiente y con orgullo profesional”, pero “sin dar lustre y brillantez” a su faena. Finalizó de una estocada “hasta la bola” y fue fuertemente ovacionado, en un actuación en la que llegaron a asomar “algunos pañuelos”.
Pastor resumió aquella tarde con el titular ‘La bonita efeméride no dejó muy grato recuerdo para los segovianos’ y valoró que “ni los novillos respondieron ni colaboraron en la medida necesaria, ni los toreros estuvieron a la altura de las circunstancias”.
