Escritor de profesión — y de vocación — y antiguo maestro ceramista, Ignacio Sanz saca a la luz su nueva creación ‘La sombra del pantano’, una novela breve escrita bajo la inspiración y el temor personal de la construcción de un pantano en su localidad, Lastras de Cuéllar.
“Para mí, escribir es la posibilidad de hacer realidad alguno de mis sueños, transformar la propia realidad y, también, la de atizar algunas conciencias y conmover con las palabras”, comenta Sanz añadiendo que las historias le encuentran a él cual pieza se topa con su cazador, no las busca, simplemente aparecen.
El lastreño lleva a sus espaldas un gran número de obras que abarcan desde la novela, los relatos o la literatura infantil y juvenil pasando por viajes y etnografía. Preguntado por el género en el que se encuentra más cómodo afirma que cada una le llega con una música diferente. “Vienen con melodías infantiles o música para adultos, instándome a desarrollar hasta doscientas páginas o a trabajar en un relato breve. Lo que procuro es cuidar todo lo posible esa música que acaba siendo la inspiración final”, dice.
Según cuenta el escritor, — jubilado hace diez años de su trabajo como ceramista y dedicado en cuerpo y alma a la literatura — esta nueva creación es una historia sentimental contada a través de una profesora que vive en Madrid con su hija, que padece una enfermedad, y a la que el psicólogo le ha recomendado pasear por el campo. En este sentido, la madre no duda en traer a la criatura cada fin de semana a su pueblo, Lastras de Cuéllar, y así, junto a su tío, disfrutar de largas caminatas por la bella y cuantiosa naturaleza que ofrece dicha localidad segoviana. “En cada recorrido por el campo, el tío va contando a la niña historias llenas de una gran carga sentimental. Le cuenta cómo el paisaje en el que se encuentran está amenazado por la posible inundación para la construcción de un embalse”, comenta Sanz confirmando que precisamente ese matiz, es lo que le llevó al desarrollo de esta nueva obra. “No solo está amenazada la naturaleza, el río, el bosque o los molinos, que son la zona de recreo de los lastreños, sino que también están amenazados todos nuestros recuerdos y los momentos allí vividos. Es un atropello al paisaje y a la memoria de todos nosotros”, añade.
La denuncia a la despoblación de los pueblos de la provincia, en particular, y a los de todo el país, en general, también está presente en el libro. “Es una pena que desde esta España vacía no seamos capaces de crear un discurso que estremezca al resto del país. Cuando era pequeño, en Lastras éramos unos 200 niños y ahora hay 15”, lamenta el escritor.
Hablando de futuros proyectos asegura que “nunca sé cuál será el próximo libro” en el que se vea envuelto. Lo que sí tiene claro es que este 2019 verá la luz uno de sus libros publicados en el ejercicio anterior, traducido al euskera.
