La última entrega de ‘Nuestros pueblos al detalle’, la sección audiovisual de la Diputación Provincial de Segovia dedicada a dar a conocer los diferentes pueblos que componen la provincia con el principal objetivo de remarcar sus valores y potencialidades, realiza una visita al municipio segoviano de Castrojimeno.
Tal y como se recoge en la séptima pieza de la iniciativa, Castrojimeno sorprende por su paisaje, por su escenario, en cualquiera de las direcciones que tomes desde el pueblo. Un casco urbano de calles estrechas y acogedoras, que desembocan, tras ascender por sus cuestas, en una plaza que no deja indiferente. Con su frontón detrás de la iglesia y unas gradas de piedra, construidas por los vecinos gracias a sucesivas hacenderas. Así lo relata, orgulloso, el alcalde de la localidad, Enrique San José, quien alaba el pueblo frente a la vida laboral que le llevó a Madrid.
Como particularidad, Castrojimeno se asienta sobre un gran arrecife de coral. Fósiles de moluscos y de otros ejemplos marinos dan testimonio de cómo la zona estuvo, hace miles de años, sumergida en un mar. Y es algo que se puede constatar casi en cualquier rincón de la localidad, puesto que, durante décadas, sus vecinos han usado piedras que contienen esos fósiles, en algunos muros y, sobre todo, como decoración.
Según prosigue la pieza de carácter audiovisual, el entorno natural tampoco deja indiferente. Con propuestas de senderismo por cañones poblados de buitres y con cuevas y otros accidentes que reciben su nombre de la tradición de habitantes anteriores de Castrojimeno.
De esta manera, se trata de una localidad marcada por dos importantes regueros, cuyos cauces discurren a ambos lados del caserío, dotándolo de una imagen muy característica, similar a la de un barco. Y generando laderas donde se diseminan un buen número de bodegas de recreo.
