En el mundo del fútbol, romanticismos aparte, importa bastante más el ‘qué’, que el ‘cómo’. Y el ‘qué’ de la Gimnástica Segoviana es que es el nuevo líder del grupo I de la Segunda RFEF. Que lo consiguiera jugando un mal partido, porque esa es la realidad, y encomendándose de nuevo a su portero y a los postes frente a un conjunto en puestos de descenso como es el Langreo, con seguridad le importa bastante menos a una afición que de nuevo acompañó al equipo, con más de 1.900 personas en las gradas pese a que la tarde era de las ‘fresquitas’, y que acabó el encuentro con un gran suspiro de alivio.

El duelo cumplió en su primer tiempo con todo aquello que preveía Iñaki Bea en la previa, es decir, con el conjunto visitante esperando un error de la Segoviana, y fiando su suerte ofensiva a Guerrero, un jugador capaz de buscarse la vida sin necesitar de demasiados compañeros, y que exigió de firme tanto a Josín como a Josep Jaume, a los que sobre todo en el primer tiempo ganó la partida en algunas ocasiones.
El equipo azulgrana tenía en mente controlar el partido y no equivocarse con el balón, pero se lo tatuó demasiado, y en lugar de ser incisivo cuando lograba llegar a los tres cuartos de campo, prefería contemporizar y volver a masticar la jugada, lo que llevó a perder algunas buenas opciones ofensivas. Ivo dispuso de la primera, pero se entretuvo demasiado dentro del área y un defensa eliminó su ocasión.
Los postes jugaron a favor
Al Langreo, cómodo en la espera y con su portero Adrián Torre en buena forma tras despejar de manera espectacular un remate a la escuadra de Rubén y otro al palo largo de Diego Campo, no le importaba dejar inédita el área contraria durante un buen puñado de minutos, sabedor de que la ocasión iba a terminar llegando. Y vaya si llegó, por partida doble, con Guerrero recogiendo un balón suelto en la zona de remate, regateando a Postigo, y rematando al palo para recoger de nuevo el balón y encontrarse con la gran intervención del meta segoviano en segunda instancia.

No contenta la suerte con sonreírle a la Segoviana una vez, lo hizo por partida doble, cuando en una contra visitante, de nuevo Guerrero se fue a por Postigo, y su fuerte lanzamiento con la izquierda se encontró con el travesaño. Poco después, de nuevo Postigo se vistió de héroe para hacer un rectificado sobre la línea y salvar el 0-1.
La Segoviana llegó con muchas dudas al descanso, y salió del vestuario casi con las mismas. Cierto es que el equipo atacó mejor, sobre todo por la banda derecha, pero mostrando poquísima claridad, y calidad, cuando llegaba a zonas de remate.
El gol, de rebote
El árbitro, a instancias de su asistente, anuló a Álex Castro un gol tras una acción de córner con prolongación al segundo palo, pero antes de que el público comenzara a impacientarse, un balón en profundidad hacia Ivo puso casi solo al segoviano ante Adrián Torre. Y ese ‘casi’ fue decisivo, porque un defensor se lanzó a cortar el envío, rebotando su despeje en las piernas del atacante azulgrana, superando en una perfecta vaselina al portero asturiano. ¿Gol? Gol.

Hecho lo más difícil, que era hacer saltar el cerrojo visitante después de una hora de intentarlo, tocaba defender la renta, y si bien es cierto que el Langreo no dispuso de una sola ocasión más clara que las dos del primer tiempo, la sensación que dio la Segoviana durante la última media hora de partido fue la de bailar sobre un alambre demasiado fino. La gestión de la recta final del choque fue mejorable, Iñaki Bea estuvo a punto de marcarse un ‘Hulk Hogan’ quitándose la sudadera, y a poco la camisa pese a la temperatura, tal era su desesperación en el banquillo y el Langreo, que las tuvo a balón parado, demostró que en el asunto de la puntería no anda muy boyante puesto que todos sus remates tras el descanso se marcharon lejos de los tres palos. Al final hubo victoria local, la Segoviana es el nuevo líder del grupo, y todos contentos. Que tampoco hay que ponerse tiquismiquis.
