No hay nada como ganar un partido para que los agoreros del apocalipsis aplaquen sus ánimos. Nada como ganar los tres puntos para que los que siempre ven el vaso medio vacío se pidan otro trago. Nada como marcar un gol de la victoria en el descuento para que todo lo malo que se ha visto en los noventa minutos anteriores quede oculto bajo la manta de la victoria, esa que todo lo tapa.
La Gimnástica Segoviana está atravesando un momento de la temporada ciertamente comprometido, como suele ser habitual en todos los equipos a lo largo de una temporada de más de nueve meses. El equipo acusa la falta de gol, y por ello ha perdido confianza en su juego, de lo que se resienten los marcadores y, cual pescadilla que se muerde la cola, vuelve a repercutir en la confianza. O mejor dicho, en la falta de ella, porque en el encuentro que jugó el equipo azulgrana frente al San Fernando, que fue feo hasta decir basta, el conjunto de Ramsés Gil apeló a la sobresaliente actuación de Oliva para llegar vivo al último tramo de partido, ese en el que los equipos canarios suelen acusar el esfuerzo de jugar en un campo de hierba natural de grandes dimensiones.

Y le salió bien como le pudo haber salido de pena, porque durante setenta y cinco minutos la Segoviana fue una caricatura de sí misma. Ramsés, (quién sabe si pensando en la Copa del jueves, en dar toques de atención a futbolistas que no pasan por su mejor momento, o apelando a su ‘plan de partido’) cambió hombres en todas las líneas y puso en juego a un once difícilmente reconocible, con Javi Marcos y Plomer en la grada junto a David López, lesionados los dos segundos, fuera por decisión técnica el primero, y Carmona, Hugo Díaz, Borrego, Rubén, Silva y De la Mata en el banquillo.
CUARENTA Y CINCO MINUTOS DE ERRORES
Ya fuera por el viento en contra, porque colocar en el campo a tanta novedad junta no suele salir bien casi nunca, o porque el San Fernando quiso jugar con la ansiedad de la Segoviana, la realidad fue que el primer tiempo estuvo a la altura de los peores disputados por el equipo gimnástico desde hace un buen número de temporadas, con sus futbolistas incapaces de hincarle el diente a una defensa canaria más posicional que presionante, que se dedicaba a esperar el error local para lanzar sus contragolpes.
Y no tardó mucho en encontrar sus opciones, porque la Segoviana era un despropósito con el esférico, con Astray regalando un balón a Ribalta para que al hábil delantero del San Fernando se le apagara la luz ante Oliva en el minuto cinco, y un flan sin él, con la banda derecha convertida en un colador por donde Ribalta e incluso un lateral más defensivo como Felipe entraban casi sin oposición.
El primer, y único remate a portería de la Segoviana en todo el primer tiempo lo protagonizó Astray, al que le cayó a la derecha una buena dejada de Hugo Marcos tras un saque de falta. El resto de la primera mitad fue un calvario para el equipo gimnástico y para los aficionados porque al San Fernando le bastaba con enviar un balón en largo para sembrar el pánico. Stephane en dos ocasiones, Ribalta, Felipe… remataban con demasiada soltura, pero afortunadamente para la Segoviana tenían el punto de mira desviadísimo.
Así que al descanso se llegó con la Segoviana sólo dañada en su moral, que no en el marcador, pero con la necesidad de cambiar algo si se pretendía sumar los tres puntos; y con Manu siendo consciente de que una falta más le iba a costar la expulsión que le ahorró la colegiada hasta en dos ocasiones en el primer tiempo.
Pero nada cambió aparte del viento que en esta ocasión soplaba a favor de los gimnásticos, por lo que el arma de los balones en largo del San Fernando se quedaba en casi nada, aunque el peligro de los balones perdidos en zonas comprometidas del campo seguía siendo su mejor baza.
OLIVA PUEDE CON RIBALTA

Afortunadamente Oliva sostuvo al equipo azulgrana, del que no se tuvieron noticias hasta bien entrada la segunda parte, cuando Ramsés metió en el terreno de juego a Hugo Díaz, Juan de la Mata y Javi Borrego, y la Segoviana comenzó a parecerse (y sólo a parecerse) al equipo que desean ver todos sus seguidores, con algo más de velocidad en la circulación del balón, aunque la precisión seguía siendo la asignatura pendiente.
Sólo en el último cuarto de hora el equipo azulgrana dio la sensación de querer ir de verdad
a por el partido
Un cabezazo de Segovia a centro de Hugo Marcos al que respondió el portero David con una gran intervención fue la señal que necesitaba el San Fernando para dar por bueno el empate, y al equipo azulgrana para lanzarse decididamente (pero esta vez sin locuras) a por la victoria.
Fer Llorente volvió a poner a prueba a David en un lanzamiento desde la frontal, y poco más tarde el asistente levantó la bandera después de que Juan de la Mata enviara un cabezazo al larguero, con gol posterior en fuera de juego. Los locales apretaban de firme, y al rival se le hacía el partido muy largo, aunque Ribalta y Oliva protagonizaron el último baile del ataque visitante del que de nuevo salió vencedor el portero azulgrana.
HUGO DÍAZ RECIBE EL PREMIO
En el tramo final del encuentro cada saque de esquina era una sucesión de agarrones y de manotazos (al aire o a cualquier otro sitio), y con cada balón dividido llegaba un esguince de cronómetro por parte de un futbolista del conjunto canario, que dos minutos después del noventa, vio cómo un buen centro de Ivo fue recogido por Hugo Díaz en la frontal. El gallego se llevó el balón con algo de fortuna y lo alojó dentro del marco de David, estallando de alegría tanto él como la grada y todos los que han estado a su lado apoyándole en su recuperación tras romperse el cruzado.

Los esguinces de cronómetro cambiaron de bando y el San Fernando, que daba el punto por buenísimo, se vio impotente para llegar con peligro real al marco de la Segoviana. Los nervios del final, ya que hasta nueve minutos prolongó Gil Soriano, dieron paso a la alegría gimnástica por volver a la victoria y la frustración del cuadro canario por haber dejado escapar un partido por su mala puntería. Que ello desembocara en que varios integrantes de ambos equipos acabaran a tortas tiene bastante más que ver con la falta de educación (deportiva y de la otra) que con el resultado final.
UN LAMENTABLE EPÍLOGO
El encuentro ante segovianos y canarios fue mucho más duro en el campo de lo que aparentemente se pudo presenciar en la grada, y los nervios jugaron malas pasadas a varios de los protagonistas del choque en cuanto la colegiada decretó el final del tiempo reglamentario. La Segoviana, a la que no se le puede negar el esfuerzo que está realizando por creces a todos los niveles, descuidó el cuidado de la escalera de descenso del palco al campo, y por ahí se ‘colaron’ varios de los protagonistas de unos lamentables incidentes en los aledaños de los vestuarios.
En ellos se vieron involucrados los jugadores de ambos equipos, (titulares, suplentes y no convocados), integrantes de los cuerpos técnicos de los dos conjuntos, directivos del club azulgrana que se jugaron el tipo para impedir que la cosa llegara a mayores, e incluso los profesionales de los medios de comunicación a los que se les llegó a recriminar que grabaran los altercados, como si los periodistas tuvieran la culpa de que lo que sucedió en el campo no se quedara en él.
La colegiada del encuentro, que lo vio casi todo porque no entró en los vestuarios hasta que no finalizaron los incidentes, señaló en el acta que “al finalizar el encuentro saltan al terreno de juego alrededor de cuatro espectadores, identificándoles como seguidores del equipo local, por la zona que ocupaban en la grada donde aparece reflejado en las butacas ‘reservado para socios’, siendo protegidos por los jugadores locales. Llegando uno de estos espectadores a empujar en la cara al jugador número 8 del equipo visitante (Kilian) quedando éste tendido en el suelo. Seguidamente el jugador número 3 (Estupiñán) del San Fernando le propina un rodillazo a un espectador en la cara. Posteriormente el jugador visitante número 11 (Quintero) corre hacia la zona de vestuarios del equipo local donde se refugia el espectador, intentando agredirle, siendo frenado por numerosas personas. Tras ese instante se produce un enfrentamiento masivo entre jugadores, técnicos y espectadores que nos impide acceder a nuestro vestuario durante varios minutos”.
