Un duro golpe de realidad. Tras un empate y un triunfo en sus dos primeras fechas, la Gimnástica Segoviana sumó, con todo merecimiento, su primera derrota del curso en su visita a Vizcaya. Un primer tropiezo que duele más por las formas que por el propio resultado en sí. Porque el equipo de Ramsés Gil ni estuvo ni se le espero en Lasesarre, mostró su versión más gris y, sólo una actuación soberbia de Carmona bajo palos, evitó una goleada de un Barakaldo que, desde un fútbol directo y con colmillo arriba, hizo justicia hasta llevarse su primera victoria de la temporada.
En un duelo de recién ascendidos, el técnico gimnástico introdujo hasta cuatro novedades en el once respecto a los dos primeros partidos ligueros con un cambio de esquema que no funcionó. Con una Segoviana incómoda, desubicada y tomando aún asiento, lo aprovechó a las mil maravillas el Barakaldo para coger la iniciativa y lanzar el primer aviso con un cabezazo de Huidobro desde el corazón del área al que respondió Carmona con una gran intervención. La primera de muchas. Y es que, casi a renglón seguido, un disparo de Maroan dentro del área salió lamiendo el poste en unos momentos de agobio para una Segoviana que no cogía aire.
Ya con el paso de los minutos, la presión del Barakaldo fue bajando de revoluciones, los azulgranas, esta vez vestidos de blanco, comenzaron a ganar duelos y así la Segoviana comenzó a atisbar meta local. Liderados por un Berlanga incisivo y un Fernán protagonista, el equipo gimnástico no solo igualó la balanza, sino que empezó a pisar zonas de ataque. Así, la Sego encontró la primera y casi única ocasión del primer período pasada la media hora de juego con un cabezazo de Sergi Molina en el primer palo a la salida de un córner botado por Astray que un defensa local sacó prácticamente bajo palos.
MAROAN HACE JUSTICIA
Un aviso a navegantes con los mejores minutos de la Segoviana sobre el verde, pero que, a falta de cinco minutos para el descanso, coincidió con el gol del Barakaldo. Maroan, muy atento, ganó la partida dentro del área a la defensa segoviana y, con un remate mordido y poco ortodoxo, puso por delante a los locales y asestó un jarro de agua fría a la Segoviana. El gol gualdinegro fue como una puñalada en el pecho para una Segoviana que, tras el paso por vestuarios, no dio signos de mejora.
Las imprecisiones se apoderaron de los azulgranas, el cuadro vizcaíno olió sangre y, arropados por los suyos, el Barakaldo se lanzó a tumba abierta en busca de asestar un nuevo golpe que fuese definitivo. Fue ahí cuando emergió la figura de Carmona para, desde la portería, mantener con vida al equipo gimnástico con una mano milagrosa a un remate a bocajarro de Maroan.
ESTA VEZ NO HUBO MILAGRO
El nuevo susto no hizo despertar a una Segoviana ‘groggie’ y en sueño profundo y, por ello, Ramsés Gil trató desde el banquillo de agitar el árbol dando entrada a Fer Llorente y Tellechea. La premisa, tratar de volver a juntar al equipo y encontrar mayor dinamismo en ataque para ver portería rival, pero el intento se quedó en sólo eso. Porque fue entonces cuando el Barakaldo volvió a apretar en una matinal soleada pero oscura para una Segoviana cuya intención parecía ser llegar con vida a los minutos postreros, donde marcó dos de los tres goles de este curso.
En ese objetivo, Carmona seguía luciéndose a disparo de Jesús Martínez y veía cómo el remate de cabeza de Ekaitz Molina salía cerca del travesaño. No hubo milagro y una impotente Sego recibió un segundo correctivo al borde del tiempo reglamentario con un disparo ajustado de Pablo Santiago que fue mortal para un equipo gimnástico que, aún en el descuento, pudo recibir un último golpe, pero de nuevo Carmona evitó la tragedia que no la derrota.
