En el partido entre el Melilla y la Gimnástica Segoviana, celebrado el pasado 6 de noviembre, viendo que la asistencia a La Albuera fue muy numerosa, cerca de 1.900 espectadores, alguna cabeza pensante puso a trabajar su ídem y aprovechó la cita en las urnas de la S.A.D. para, en el mismo acto, consultar sobre si los socios prefieren mañana o tarde en los encuentros.
Primero: no venía a cuento mezclar una churra tan importante como el principal asunto (S.A.D.) con una merina improvisada (futbol por la mañana). La gran afluencia de aficionados por la mañana pudo ser motivada porque el contrincante era el líder del grupo desde casi el inicio de la competición, el día amaneció con un sol y temperatura primaverales, y las entradas para los no socios solo costaban 5 euros: ¡blanco y en botella!
Segundo: En 1928, cuando se fundó la Gimnástica Segoviana, un servidor no iba a verla porque mis padres aún no se conocían; pero, unos años después, de la mano con mi progenitor, subíamos en el autobús de Primicia al ‘Peñascal’. El partido empezaba a primera hora de la tarde (según la estación meteorológica, 15:30,16:30 o 17 horas); es decir, POR LA TARDE, porque la costumbre también debe tenerse en consideración por ser -aunque uno no quiere ser trascendente- fuente del derecho. Fíjense ustedes si la Sego lleva tiempo jugando por la tarde.
Y tercero: El técnico de la Gimnástica, Ramsés, se ha pronunciado claramente sobre este tema: a la pregunta de si desea jugar por la mañana, respondió: NO. Resumen: No vayamos a contradecirle y se desconcentre para dirigir a los chicos.
