Hace doce años, el Ayuntamiento de Segovia que presidía Pedro Arahuetes tomó una decisión no exenta de polémica y que estuvo a un paso de acabar en los tribunales, al negarle al Club de Atletismo Joaquín Blume los permisos para la ocupación de la vía pública para celebrar la tradicional San Silvestre segoviana que desde hacía treinta y tres años venía organizando el club, pasando a organizar el Consistorio la misma prueba, pero con el nombre de ‘Carrera de Fin de Año’ con el fin de no vulnerar el derecho de marca que tenía el Blume sobre la denominación ‘San Silvestre’, inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura, Turismo y Deporte.
Aunque en un primer momento la decisión municipal estuvo avalada por los grupos políticos presentes en la Junta del IMD, (Partido Socialista, Partido Popular e Izquierda Unida), a raíz de las informaciones publicadas por El Adelantado en las que se indicaba que la denominación ‘San Silvestre Segoviana’ estaba registrada a nombre del Blume, el PP cambió de parecer y se opuso a que el Ayuntamiento le arrebatara la organización de la prueba al club.
Pero ello no hizo cambiar de idea a la Concejalía de Deportes y por extensión al Ayuntamiento de Segovia, que rechazó la moción presentada por el PP en noviembre de 2012 para no desposeer al Blume de la carrera, y desde diciembre de ese mismo año, y a base de contratos menores fue organizando durante más de una década la Carrera Fin de Año.
CAMBIO DE NOMBRES, NO DE VOLUNTAD
Con los años cambiaron los nombres, pero no el color político del Consistorio de Segovia, y aunque las relaciones con el Blume pasaron de prácticamente inexistentes a razonablemente correctas con la llegada de Marian Rueda a la Concejalía de Deportes, la decisión municipal de continuar organizando la Carrera Fin de Año se mantuvo hasta que, doce años después, el alcalde del PP José Mazarías anunció tras la Junta de Gobierno Local que la carrera popular con la que la ciudad despide tradicionalmente el año volverá a denominarse ‘San Silvestre’, de nuevo bajo la organización del Club de Atletismo Joaquín Blume.
La decisión municipal no restituye la legalidad, puesto que nada hubo de ilegal (o al menos no se llegó a que lo dilucidaran los tribunales…) en la primera decisión de quitarle al Blume la organización de la San Silvestre, pero sí devuelve una cierta apariencia de equidad al Consistorio que, como hace ya casi medio siglo, vuelve a poner en manos del Blume su carrera de atletismo popular más importante y de la que fue uno de sus grandes valedores Isaac Sastre, presidente que lo fue del Blume en los años más oscuros de relación con el Ayuntamiento, fallecido en 2018.
«SIEMPRE QUISIMOS VOLVER A ORGANIZAR LA CARRERA»
El presidente del CAJ Blume, Gustavo Gómez, representaba el sentir del club al afirmar que “estamos muy contentos por lo que consideramos que es una decisión justa. A partir de ahora se nos presenta un año muy intenso de trabajo, organizando tanto el día a día del club como la próxima San Silvestre”.
Porque el Blume nunca renunció a volver a organizar la carrera, y en cuanto el Ayuntamiento se puso en contacto con la entidad “y lo hablamos en la directiva”, la respuesta sólo podía ir en una dirección. “Han sido varias las generaciones del Blume que han organizado la San Silvestre y nosotros siempre quisimos volver a organizar esta prueba” remarca el presidente.
