Hace ya la ‘tira’, años ochenta, que presencié mi primer encuentro de pelota vasca en la modalidad de pala corta. Fue en el pabellón ‘Enrique Serichol’ y sus protagonistas jugadores de Vallelado que llegaban de la mano de Luis Baeza. Aquello, observar con qué fuerza salía la pelota de cerca de 90 gramos de peso de la paleta de los jugadores, me ‘captó’ para la ‘causa’.
-¿Por qué en la capital, Luis?, pregunté.
– Porque quería probar el frontis de este pabellón. Y no se han equivocado en nada los que me dijeron que era extraordinario. Es un frontis con una pared de piedra donde la bola sale con una mayor fuerza. Pocos hay como este.
Otros encuentros presenciamos en el lugar y misma modalidad. La saga de los Baeza comenzó con Luis y su hermano Carlos Baeza González, Continuó con el hijo de Luis, Carlos Baeza Fraile y se mantiene con Carlos Baeza Gozalo, hijo de este último, veterinario ejerciente por vocación y, tras una brillante carrera deportiva, actual campeón del mundo en la exigente modalidad de pala corta, formando pareja junto al vizcaíno, el zaguero Imanol Ibáñez.
Y si el ‘lío’ continúa con el joven Carlos dentro de la saga de los Baeza, ello ha servido para que en Vallelado, con 700 vecinos, funcione una escuela de pelota y la cantera se extienda. Un dato. El grupo de jovencísimos jugadores y jugadoras se desplazan hoy a Sestao para jugar con componentes de la escuela de la localidad vasca.
La cantera sigue los pasos de los mayores en la localidad valleladense, conocida y reconocida por el cultivo de extraordinarios ajos y no menos por su grupo de danzas. Tienen, y lo demuestran, la ilusión por bandera.
