Después de una temporada de “intenso trabajo grupal» con múltiples actuaciones por diferentes localidades de la provincia, los componentes de la Rondalla de Pulso y Púa de Fuentepelayo se autoconcedieron un viaje cultural y recreativo de dos días de duración para visitar la ciudad de Bilbao.
El primero de los destinos de esta excursión se fijó en Portugalete. En esta localidad no podía faltar el recorrido callejero de su conjunto histórico monumental, así como la visita al Puente Colgante para cruzar la ría hacia Getxo.
Ya en la capital vizcaína, los músicos de esta agrupación de plectro del Taller Cultural de Fuentepelayo se alojaron en un «lujoso y céntrico hotel para tener fácil y rápido acceso a los principales centros de interés de Bilbao en torno a la Gran Vía de Diego López de Haro».
Se prestó especial interés a todo el casco viejo de la ciudad y de modo especial a las iglesias de San Antón, San Nicolás de Bari, la Catedral y la Plaza Nueva. Llegada la noche, los miembros de la rondalla compartieron buena parte de su tiempo libre en torno a “una buena gastronomía complementada con un rico txacolí”, señalaron.
La segunda jornada en la ciudad vasca se dedicó a visitar el estadio de San Mamés, el palacio de Euskalduna y para admirar con detalle el Museo Guggenheim.
Antes de disfrutar de la cocina vasca para el almuerzo grupal, los músicos de la rondalla recorrieron la ría hasta el Arenal para conocer el mercado de las flores.
Con el cansancio acumulado «después de vivir tantas y tan intensas emociones”, la rondalla ‘Taller Cultural de Fuentepelayo’ regresó hacia su lugar de origen para reiniciar sus ensayos y garantizar así los conciertos que le depararán las instituciones provinciales en la próxima temporada estival. La agrupación artística de Fuentepelayo se mantiene en el tiempo desde sus orígenes hacia el año 1990 hasta ahora gracias a sus actuaciones, a través de las cuotas de sus propios componentes y con las ayudas económicas que le aportan entidades como el ayuntamiento de Fuentepelayo, la Fundación Caja Cega / Cajaviva y la propia asociación que les ampara. Así viene aconteciendo desde hace siete lustros con una mezcolanza entre “trabajo, diversión e inigualable armonía grupal”.
