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La profesión como vocación

Durante estas semanas se celebrará un Congreso nacional, llamado “Para quién soy? Congreso de vocaciones. llamados para la misión”

por Ángel Galindo García
2 de febrero de 2025
en Opinion
ANGEL GALINDO
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Durante estas semanas se celebrará un Congreso nacional, llamado “Para quién soy? Congreso de vocaciones. llamados para la misión”. Su metodología se centra en reconocer e interpretar el estado de vida que hay que elegir. Todo su planteamiento es eminentemente eclesial y misionero.

La trascendencia de este congreso llega a plantear a la sociedad misma la esencia de la profesión: cada ciudadano, al elegir su profesión o trabajo, reconoce sus capacidades y contexto o posibilidades laborales, interpreta o reflexiona sobre el trabajo que se adapta mejor para sus intereses y aspiraciones y elige. De esta manera, los que no van a asistir físicamente al congreso podrán reflexionar sobre los motivos de su profesión o trabajo elegido.

En el fondo, la profesión es una vocación: una llamada a buscar la felicidad con aquel trabajo que se ajusta a sus capacidades. La profesión, como lugar concreto y social de dedicación a los demás, aparece como una especie de sacramento de encuentro con los otros quienes terminarán siendo sus compañeros de trabajo. Se trata de un encuentro fraternal en el trabajo a través de su capacidad creativa o de iniciativa como servicio y disponibilidad para con los otros.

Es cierto que muchos ciudadanos buscan una profesión o trabajo para ganar dinero. Este es el motivo del que acostumbramos a hablar entre amigos, en casa o en los bares cuando buscamos trabajo. Pero también es verdad que la perfección de la organización social y empresarial se mide no solo con criterios de eficiencia productiva o de ganancia que se refleja en la nomina sino también sobre criterios de satisfacción por el trabajo bien hecho: es la dimensión subjetiva del trabajo.

Un ejemplo de la profesión vocacionada podría ser el voluntariado: este tipo de colaboración social, si es libre y no controlado por instancias de ‘poder, es una de las redes modernas de solidaridad: jóvenes y jubilados pueden realizar este servicio social cumpliendo el deseo interior de ayudar generosamente a los demás.

Una de las formas más características de participación y de presencia en la vida socioeconómica se realiza a través de la profesión y de la iniciativa personal. El trabajo y las actividades profesionales, el testimonio con el trabajo, son de gran importancia desde siempre para el cristiano. Forma parte de la esencia del hombre creado a imagen de Dios.

La profesión, afirma Juan Pablo II (LE 9), es una auténtica vocación que tiene importancia desde una perspectiva triple: porque por el trabajo el hombre adquiere los medios económicos necesarios para él y para su familia, porque mediante el trabajo el hombre se desarrolla y ejercita sus cualidades y porque, mediante él, el hombre contribuye al bien común y enriquece el patrimonio de la familia humana.

Pero el ejercicio de la profesión como vocación no se limita a los valores de tipo económico (recibir una nómina): “el respeto a la vida, la fidelidad a la verdad, la responsabilidad y la buena preparación, la laboriosidad y la honestidad, el rechazo de todo fraude, el sentido social e incluso la generosidad, deben inspirar siempre al cristiano en el ejercicio de sus actividades laborales y profesionales “(CVP114).

No tiene sentido el descargar la responsabilidad en los entes públicos y no es justo rechazar el intervencionismo estatal mientras no exista voluntad de aportar el propio esfuerzo y los recursos naturales. La profesión es la dimensión social de la vocación.

Para una adecuada formación de la cultura de la profesión responsable se requiere la participación directa de todo hombre, el cual desarrolla en ella su creatividad, su inteligencia, su conocimiento del mundo y de los demás hombres.

El congreso “para quien soy” no debería olvidar dos cosas: responder a la pregunta ¿Quién soy con mis cualidades y capacidades? y cómo puedo servir a la misión desde mi profesión o trabajo puesto que la raíz del trabajo está en el mandato de la creación a Adam y Eva “cuidad del jardín” o de la casa común.

La vocación para la misión pone también su mirada en las realidades sociales existentes fuera de la Iglesia. Las vocaciones cristianas (laicales, religiosas, etc) van dirigidas a evangelizar y misionar en el mundo de la política, de la cultura, la familia, la economía. Una de las referencias vocacionales principales es la profesión.
——
(*) Catedrático emérito.

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