El 13 de diciembre de 1474, en Segovia haría frío, ese frío que nuestros mayores dicen que ya no hace. Ayer, 4 de octubre de 2025, hizo calor, ese calor que dicen nuestros mayores que no debería hacer. En 1474, a Isabel y a su comitiva todo abrigo les parecería poco para llegar a la desaparecida iglesia de San Miguel, donde fue proclamada reina. En 2025, a Cristina San Juan, la actriz, y a los 200 miembros de su comitiva, todo abrigo les parecía mucho para subir desde el Alcázar hasta la Catedral, donde escenificaron por segundo año consecutivo la proclamación de Isabel como reina de Castilla.
El cambio climático no sabe de recreaciones y los recreadores no tienen vestuario de verano, por eso ayer a las cuatro y media de la tarde, en la plaza de la Reina Victoria Eugenia, los miembros de la coral Ágora y del grupo de canto gregoriano calentaban sus voces a la sombra de la Casa de la Química, los actores repasaban sus guiones y probaban sus pinganillos a la sombra de los árboles y los turistas y esperaban la salida de la comitiva real, prevista para las cinco de la tarde, en las sombras que quedaban libres.
Casi media hora tarde comenzó el desfile. El caballo que debía montar Cristina San Juan se retrasó. Nadie explicó si el retraso era parte de la recreación, pero el público echo la culpa del tiempo extra de espera a los cuidadores del animal, que para más inri no fue una montura mansa para la que al rato se convertiría en reina de los presentes.
Seguramente por el retraso, las primeras notas de la fanfarria que anunciaba el comienzo de la comitiva fueron acogidas con aplausos entre los presentes y con suspiro de alivio entre los guías turísticos que tenían ‘detenidos’ a la fuerza a sus grupos.
Músicos y corales, cetreros, nobles, miembros del clero, pueblo llano, saltimbanquis, hasta un ciego había en la comitiva, que ya fuera por el calor o por el entorno, arrancó gritos de “¡Viva Isabel!” y de “¡Viva la reina!” entre los presentes. Es el lujo que tiene Segovia. Un entorno en el que sin hacer mucho esfuerzo mental se puede viajar en el tiempo hasta épocas tan cinematográficas como el siglo XIV, cuando nacía España desde Castilla.
Un lujo que ayer se tradujo en calles llenas por miles de turistas y segovianos. A primera hora de la tarde, ya era difícil andar entre la plaza del Azoguejo, la plaza Mayor y el Alcázar o encontrar una terraza con mesas libres como si la temporada de verano se hubiera estirado un poco más.
En olor de multitudes, la comitiva salió del Alcázar y tomó la ronda de Juan II y la calle del Socorro siguiendo el trazado de la muralla para una vez llegada a la altura de la Catedral entrar por la calle San Frutos ala plaza Mayor. Una vuelta de honor en la plaza para llegar al enlosado de la Catedral, donde Isabel por fin fue proclamada reina, dos veces, una a las seis y otra a las ocho. Otra anomalía histórica fácil de perdonar.
