La reserva biológica El Tomillo en Valladolid, que ocupa una zona de 9,3 hectáreas entre la VA-20 y el barrio Santos Pilarica, ha logrado transformar un espacio degradado por el abandono y los escombros en un entorno natural gracias a la plantación de 350 árboles, 1.400 arbustos y 2.000 plantas aromáticas, además de haber construido dos charcas para anfibios, una pradera naturalizada y un aula verde para educación ambiental. Una actuación que ha sido posible tras la inversión de 482.285 euros, financiados por los fondos europeos Next Generation.
Pese a que el nuevo espacio natural está abierto desde marzo, el alcalde Jesús Julio Carnero, lo visitó este miércoles, “es un ejemplo de cómo Valladolid avanza hacia una ciudad más sostenible”, dijo.
La reserva incluye un bosque de ribera, un bosque mediterráneo, macizos de arbustos y plantas aromáticas, una microreserva de mariposas y polinizadores, dos charcas de anfibios, bebederos de fauna y una amplia pradera naturalizada de más de 11.700 metros cuadrados. Además, el espacio incorpora un aula verde destinada a actividades de educación ambiental y una red de paseos de uso accesible.
El diseño del parque ha contado con la colaboración de la Asociación para la Conservación y el Estudio de la Naturaleza de Valladolid (Acenva), así como con las asociaciones vecinales Belén, Pilarica y Santos Pilarica, que han impulsado la recuperación del entorno.
