La neuróloga Celia Oreja-Guevara pronunció el lunes la tercera conferencia del Aula ‘Andrés Laguna’, ciclo dedicado a la Ciencia, la Medicina y el Humanismo que organizan en Segovia la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y la Fundación Lilly. Bajo la pregunta genérica ¿Por qué nos duele el dolor?, la doctora Oreja-Guevara, jefa de la sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos, profesora asociada de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Andrés Laguna, habló de la experiencia del dolor, que definió como una sensación que se crea en el cerebro, «algo físico, pero también emocional y subjetivo», pues se trata de «una experiencia individual en la que convergen componentes puramente sensitivos y vivenciales y afectivos que modulan lo que se percibe».
Oreja-Guevara diferenció entre el dolor agudo como respuesta inmediata a una lesión —con una clara función protectora— y el crónico, que persiste más allá de la recuperación esperada, a menudo no tiene una causa clara y puede convertirse en una enfermedad en sí misma. «El 20% de la población sufre dolor crónico, ya sea dolor de espalda, de articulaciones o de cabeza, por citar algunos ejemplos. Esta dolencia aumenta con la edad, pues afecta al 60% de las personas mayores de 65 años», dijo la doctora, experta en esclerosis múltiple, que también señaló los cinco peores dolores agudos: el de muelas y los que provocan la migraña, la rotura de un hueso, los cálculos renales y la neuralgia del trigémino.
En palabras de la doctora, el dolor acarrea un impacto físico que condiciona la calidad de vida de las personas porque limita su movilidad y su capacidad para realizar actividades cotidianas, pero también psicológico y social. «El dolor crónico tiene una dimensión emocional y nos puede llevar a la ansiedad y la depresión, estados emocionales que contribuyen a exacerbar la percepción de ese dolor, como también puede hacerlo el mismo miedo», señaló.
