Poco más de un mes ha pasado desde que la Gimnástica Segoviana disputase el último partido liguero delante de sus aficionados, que terminó con un buen disgusto tras la derrota frente al Adarve, que se produjo no sin cierta polémica. El parón navideño y el aplazamiento del encuentro frente al Atlético de Madrid B han propiciado que de nuevo haya muchas ganas de fútbol de Segunda B.
Veintiuna jornadas después, la Segoviana sigue dependiendo de sí misma para lograr la permanencia, en una lectura positiva de la situación del conjunto gimnástico, que es antepenúltimo de la clasificación, pero a tan solo una victoria de la decimoquinta plaza con un encuentro menos que sus rivales.
Con un fútbol reconocible y del gusto de los aficionados, el margen de mejora pasa por minimizar los errores en los momentos puntuales de los encuentros, que están costando no pocos puntos a los de Abraham García, como los dos que se cedieron en Vigo frente a un Celta B maniatado durante setenta minutos, pero al que un error gimnástico dio vida en los últimos veinte.
Preocupa el estado del terreno de juego, al que el agua caída en los últimos días ha dejado demasiado blando, con un gran riesgo de que se embarre
Porque si existe un hecho diferencial entre la Segunda B y la Tercera División, éste es el castigo de los errores. Mientras que en el grupo octavo la Segoviana podía darse ciertos ‘lujos’, puesto que en un elevado tanto por ciento de los partidos su superioridad era más que evidente, en la División de Bronce prácticamente todos los fallos que ha cometido el cuadro azulgrana se han saldado con pérdida de unos puntos valiosísimos para salir de esa zona baja de la que empiezan a escapar algunos equipos a los que la Segoviana debe seguir metiendo en la pelea hasta el final de la competición.
RIESGO DE BARRO
Con el césped de La Albuera al borde de encontrarse en malas condiciones, porque no drena del todo bien, y el agua acumulada en estos días le han dejado demasiado blando, la Segoviana tampoco ha tenido una semana fácil de entrenamientos, intentando preservar el terreno de juego lo máximo posible. De ese estado del campo dependerá en buena medida el once que presente Abraham García, siempre tratando de preservar las señas de identidad del equipo, que intentará llevar la iniciativa frente a un Rápido de Bouzas que por su buen hacer se ha ganado el derecho a pelear por la fase de ascenso a Segunda División, que siendo un conjunto sólido en defensa, cuenta con elementos más que contundentes en ataque, y que pese a basar buena parte de su fortaleza en sus encuentros como local, tiene muy claro cómo jugar los partidos lejos de su campo, aprovechando sus virtudes… y los errores del rival. Esos que precisamente debe evitar la Segoviana para continuar dependiendo de sí misma para lograr la permanencia.
