Si poner en escena ‘Hamlet’, o ‘Macbeth’, dos de las obras cumbre de la literatura mundial fruto del talento inmortal de Shakespeare, son retos difíciles de abordar para cualquier profesional, pensar en que sus poliédricas tramas se pueden escenificar en tan solo ocho minutos con la ayuda de frascos de colonia o patos de goma parece más un delirio lunático que la realidad.
Pero desde hace algunos años, la luna llena de julio en Segovia hace posible este y otros muchos prodigios artísticos y culturales durante la ‘Noche de Luna Llena’ que este año alcanza su decimosegunda edición arropada un año más por el apoyo de un público dispuesto a compartir las 42 experiencias y actividades incluidas en el programa que durante seis horas transformó el centro histórico de la capital en un microcosmos cultural y artístico donde todo parece posible.
La música servía como banderín de enganche para el inicio de la actividad con el folclore de la Escuela de Dulzainas, el descoloque festivo de El Puntillo Canalla en el Salón, la alegre solemnidad de la Unión Musical Segoviana por la Calle Real y el ritmo de la batucada infantil de Ronny Vásquez en la Plaza Mayor. En el salón, la ‘Piara fantasma’ que desde el inicio de las noches de luna llena recoge la creatividad de los artistas segovianos en torno al cochinillo acogía dos nuevos miembros surgidos del talento de Lucía Bosé y , con un recuerdo especial al cochinillo que en su día incorporó a la piara el recientemente fallecido Jesús Mazariegos.
Unos metros más adelante, Laitrum Teatre ofrecía la posibilidad de acercarse a la obra de Shakespeare en la iniciativa interactiva ‘Micro Shakespeare’, en la que el público se convierte en actor y espectador de una imaginativa puesta en escena de algunas de las obras más conocidas del autor inglés en apenas ocho minutos. Los más pequeños tuvieron también un rincón especial con varias actividades, entre las que destacó la jaima coordinada por el Taller de Animación a la Lectura y la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, donde el escritor Gonzalo Moure, Premio Cervantes Chico de literatura infantil 2017 presentó su libro ‘El niño de la luz de plata’, que ha realizado en colaboración con los niños del taller de lectura del campo de refugiados de Farsia.
El ‘RETO’ construido por los alumnos de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de la Casa de Los Picos decorado con las siluetas y los deseos infantiles y los marcapáginas para subir a la luna llenaron la actividad infantil en esta zona, donde no faltó el refresco y el alimento saludable en forma de mojitos sin alcohol y brochetas de frutas elaboradas por los camareros y cocineros segovianos.
Otro de los peculiares ambientes de la noche se situó en el mirador de la Canaleja y San Martín, donde la librería AIDA Books&More propuso un divertido juego de azar que decidirá el precio a pagar por los libros de segunda mano que venden disparando cohetes a una luna llena de premios. En la Casa de Los Picos, los murciélagos eran los protagonistas, con talleres de sensibilización sobre este peculiar mamífero volador a través del proyecto ‘Educa en verde’, participando en la construcción de lo que serán cajas-refugio para preservar su presencia en la capital.
La Casa de la Lectura también fue uno de los espacios lunáticos de la noche, donde Palado Arte puso en escena ‘Circolunáticos’, un extracto de su montaje en torno al circo ‘Despierta, un juguete casi cómico’ de igual modo, la Casa de Abraham Seneor dejó su patio para la magia de Héctor Sansegundo, Ivan Asenjo y Amélie, y desde el adarve de la Puerta de San Andrés, el Laboratorio de Astronomía dispuso varios telescopios para observar la ‘luna roja’ del eclipse lunar con el que el satélite decidió ayer obsequiar a los participantes en esta abigarrada jornada de actividades.
Estas y otras actividades compusieron la actividad de la Noche de Luna Llena, que hasta bien entrada la madrugada llenó la capital de luz, color, ambiente…. y ricas tapas ofrecidas por los establecimientos de la capital en una peculiar ruta que hizo más llevadera la noche.
