El Turégano vivió un doble día de fiesta en la jornada del 1 de noviembre. El primero, con la festividad de todos los Santos, se celebró a primera hora de la mañana con la visita al camposanto del municipio, y la segunda llevó a prácticamente todo el pueblo al campo de La Albuera, que un par de horas antes del inicio del partido que jugó el Turégano CF ante el Celta registraba un extraordinario lleno en sus aledaños, con cientos de aficionados enarbolando las bufandas conmemorativas del encuentro y creando un ambiente extraordinario y pocas veces visto en Segovia más que en contadas ocasiones y teniendo a la Gimnástica Segoviana como protagonista de algún play off o partido de Copa del Rey.
Los futbolistas del Turégano, profesionales por un día, fueron recibidos con bengalas y vítores a su entrada al campo, donde minutos antes había llegado un Celta de Vigo más acostumbrado a los grandes ambientes y que llegaba a Segovia con una responsabilidad, la de evitar que los malos resultados de LaLiga se trasladaran a la Copa del Rey, y generaran un ambiente irrespirable en un club que está celebrando su centenario y que estuvo apoyado en las gradas por un par de centenares de seguidores.

El partido se presentaba tan desnivelado en favor del conjunto de Primera División, puesto que salvando a Iago Aspas, Rafa Benítez traía a La Albuera a casi toda su artillería, que no cabía ni un solo resquicio para la duda acerca del equipo que iba a pasar la eliminatoria, y menos cuando desde el primer minuto de partido el Celta demostró que le daba al encuentro la importancia que tenía, y además agradecía con su fútbol la propuesta del Turégano, que esperaba en su campo pero sin defenderse en un bloque bajo al que no están acostumbrados los futbolistas de Paco Maroto, que quería dar la sorpresa con Diego Alcubilla y Carlos Cotrina buscando su suerte ante un central de envergadura como Unai Núñez.
EL 0-1, DEMASIADO PRONTO
Así que, tras unos primeros minutos en los que quedó claro que la grada no iba a dejar solos a los jugadores del Turégano, pero también que estos no llegaban a cerrar todos los espacios por más que lo intentaban, el asedio sobre la portería de Álvaro no tardó en dar frutos. En el segundo saque de esquina forzado por Miguel ante un David Arranz que no daba abasto ante el joven extremo celtiña (y que se jugó una roja con la única entrada fea que tuvo el encuentro), el balón colgado al segundo palo llegó a la pierna izquierda de Bamba, que cruzó con calidad entre un bosque de piernas para marcar el 0-1.
PACO MAROTO: “El Celta es un equipazo y lo más importante para nosotros era dejar muy alto el pabellón. Queríamos hacer largo el partido, pero nos han marcado muy pronto”
Para el conjunto menos fuerte, encajar un gol cuando tu plan de partido pasa por aguantar lo máximo posible con tu portería a cero es un palo considerable, pero el Turégano era consciente de que no podía bajar los brazos ante un rival que no iba a dudar en meterle un carro de goles si se iba del encuentro. Así que aprovechando el que el conjunto celeste bajó el ritmo con el marcador favorable, aunque Fran Beltrán seguía dominando con mucha solvencia el centro del campo, y tanto Miguel por la derecha como Bamba por la izquierda amenazaban de manera constante la portería local, los minutos fueron pasando sin mayores daños sobre el marco de Álvaro, al que tanto Marcos como Aguado y Guille Duque le echaron una mano gigante ante los remates de Williot y Douvikas, que estuvieron ciertamente desacertados de cara al gol, pero abrían perfectamente los espacios para la llegada de los jugadores de segunda línea.

De esta manera llegó el segundo tanto del Celta, con un perfecto envío de Mingueza al segundo palo donde de nuevo Bamba, esta vez con la derecha, batía sin remisión a Álvaro. Pero el Turégano no podía permitirse el lujo de descomponerse, y como Rocky Balboa encajó el directo al mentón del 0-2 sin inmutarse, su gente continuó apoyando desde la grada, y a pocos segundos para el descanso, Álvaro forzó lo justo en el mano a mano a Douvikas para que el delantero griego se echara el balón un poco más largo de lo necesario para quedarse sin ángulo. No sería la última vez en la que el portero tureganense y el delantero celtiña, negado de cara al gol, se vieran las caras.
CARLES PÉREZ TOMA EL RELEVO
Si Bamba fue el mejor del Celta de Vigo en la primera parte, la segunda tuvo un nombre propio en la figura de Carles Pérez, que entrando en sustitución del marfileño fue el único jugador visitante que logró acertar con el marco segoviano en una reanudación que comenzó con la mejor ocasión para el Turégano, con un cabezazo de Morata tras el lanzamiento de una falta que llegó manso a las manos de Iván Villar.

Paco Maroto realizó tres cambios en el descanso, y la entrada de jugadores de resfresco dio una nueva vitalidad al Turégano, pero el Celta tenía clara dónde estaba la debilidad del equipo rojillo, y supo explotar la entrada de Carles Pérez entre el central y el lateral zurdo. Así llegó el 0-3, no exento de una cierta polémica porque el balón golpeó en la mano del jugador celeste tras un rebote, y poco más tarde el 0-4 después de que el centrocampista catalán culminara con calidad un envío en profundidad de Douvikas.
RAFA BENÍTEZ: “Para nosotros es un día de satisfacción por la victoria, pero para el Turégano ésta es una jornada que guardará para siempre en el recuerdo”
El resultado seguía siendo bueno para el Turégano, que quiso estirarse en la recta final del partido intentando enlazar algunas contras. Pero Cotrina y Alcubilla estaban ‘muertos’ después de darse una tremenda paliza buscando su suerte ante centrales de Primera División, porque cuando Unai Núñez se retiró del campo entró en su lugar un Renato Tapia que fue todo un muro, y aunque los inicios de las contras prometían, sus finales siempre eran desfavorables al equipo de casa.
DOUVIKAS NO PUDO CON ÁLVARO
Pero en el otro área el Turégano se sujetaba con dignidad, y Álvaro se ganaba los aplausos de la grada rechazando el segundo mano a mano con Douvikas, que en el tercero veía cómo Marcos sacaba bajo palos el 0-5. Así, en un tarde digna de un Día de todos los Santos, el Turégano fue el héroe que aguantó de pie ante un rival más alto, más rápido, más técnico y más fuerte que acabó imponiendo la lógica. Pero el “orgullosos de nuestros jugadores” que cantó la grada al final del partido se quedará para siempre en la memoria de un plantel de futbolistas que el próximo fin de semana volverán a jugar ante (con suerte) un par de centenares de espectadores, pero que ayer fueron los mejores jugadores del mundo para los suyos.
Y eso no hay dinero en el mundo que lo pague.
