El culto a la Eucaristía fuera de la misa se vivió con intensidad hasta el Concilio Vaticano II. Una de las causas por la que disminuyeron o cesaron las exposiciones con el Santísimo, y no la más importante fue la aparición a partir de 1959 de las misas vespertinas. Desde hace unos años se viene recuperando el culto a Jesús Sacramentado con la adoración perpetua o semiperpetua, y con exposición los jueves como día eucarístico de la semana en las parroquias.
En 2009 el obispo manifestó que se tuviera en la catedral y en las parroquias un día a la semana de oración con exposición del Santísimo para pedir por los sacerdotes, acordándose para la primera los jueves una hora.
Por lo que se refiere a la administración de los otros sacramentos hay que señalar que el bautismo, desde que la catedral dejó de tener parroquia en la capilla de santa Bárbara hacia 1868, ha sido menor y singular, reservándose a los familiares de los sacerdotes y empleados de la catedral, y teniendo lugar en la iniciación de adultos por el obispo. La confirmación por el contrario sí que ha ido creciendo desde los años noventa por la afluencia de adultos y parroquias en Pentecostés. El sacramento del orden que se solía recibir en la iglesia del Seminario, y luego en la parroquia del candidato, ha ido pasando a la catedral. Y por la belleza del templo, acuden cada año un número significativo de novios a contraer matrimonio.
La catedral posee un conjunto no menor de reliquias de santos, varias de ellas guardadas en el retablo relicario de Churriguera.
Las rogativas u oraciones públicas dirigidas a Dios, a la Virgen o a los santos pidiendo remedio a una necesidad urgente, tuvieron su lugar en el culto de la catedral. En 1953 se quiso solventar el problema del itinerario y hora de coro para las rogativas desde la catedral a una iglesia o convento, pidiendo al prelado que permitiese ir a lugares más cercanos. En 1970 tras consultar al prelado se mantuvo la de san Marcos, pero se suprimieron las rogativas de la catedral invitando a que se hicieran en las parroquias. En 1971 se suprimió la de san Marcos.
El ejercicio mariano del rosario se practicó en la catedral. En 1949 en el mes de octubre, en 1962 se indica que se rezaba en el altar de la Virgen del Rosario. Actualmente sólo se reza antes de bajar en procesión a la Virgen de la Fuencisla.
Otro ejercicio de piedad muy apreciado es el viacrucis. Se instalaron las estaciones en la capilla del Santísimo en 1946 para su rezo los miércoles y viernes de cuaresma, costumbre que seguiría desde 1947 añadiéndose los domingos sólo para ese año.

En el culto solemne propio de una catedral, centro y modelo de la vida litúrgica de la diócesis, y antes de que se extendiera la concelebración, el servicio del altar por parte de acólitos o monaguillos era una constante, y que ahora requiere esfuerzo. Muchos de los que llegaron al sacerdocio fueron en su infancia monaguillos. En la catedral vivían y se instruían, por eso en 1963, como en otras ocasiones anteriores, se insistía en que con el mayor esmero tuvieran instrucción y educación arbitrándose gratificaciones económicas para los comisionados de escuela y capellán. En 1971 se nombró comisión para estudiar la sustitución de los monaguillos que habían de acudir a los colegios oficiales por el nuevo plan de la EGB, no pudiendo ayudar a Misa ni asistir a coro, ni seguir la enseñanza doméstica de la catedral dependiente del colegio nacional Domingo de Soto. Pasadas casi tres décadas, en 1999, el obispo Gutiérrez quería contar con 3 o 4 monaguillos preparándolos para la Semana Santa, y en 2015 el obispo Franco manifestó que deseaba tener monaguillos en la catedral que podrían venir de los colegios religiosos o de las parroquias, dándoles formación litúrgica. Se pensó en crear una escolanía que también podría ser una cantera de ellos.
Ante la despoblación del casco histórico de Segovia, acentuado a partir del año 2000, se fueron reduciendo los ejercicios de piedad en la catedral. La apuesta cara al futuro debería ser cualitativa tratando de que la que es madre y cabeza de las demás iglesias de la diócesis se convierta en centro del culto recogiendo el anhelo de las parroquias de una oración en común.
HORARIO DE MISAS
Ese descenso de población al que aludíamos ha tenido sus consecuencias en el número de misas de la catedral a diario y en domingos y festivos, así como en la atención del confesonario.
Con el cambio de número de horas de ayuno para la Comunión, a partir de 1959, al empezar las misas vespertinas, en la catedral se fija para los domingos y festivos la de 18h, luego serían 2 al menos hasta 1993, a las 18h y 19h en periodo invernal, 19h y 20h en el estival.
En los años sesenta los domingos y festivos se celebraban 8 Misas: 6:30, 7, 8, 9, 9:30, 11, 12, 13 y 18h. Desde 1976 hasta el 2000 se añadió la misa de 14h, muy apreciada por los poco madrugadores, siendo el horario en la última fecha de 9, 11, 12:30 y 14h.
A partir del año 2004 se redujo el número de misas, a diario a las 9:50 con laudes incorporados como misa capitular, y a las 11 y 12:30 los domingos y festivos siendo la segunda más solemne y presidida con frecuencia por el obispo, siendo la praxis vigente.
Entre semana se comenzaba con la misa de 6:30, que sería suprimida con la de 7 en invierno a partir de 1970. En 1992 había 3 Misas: 9, 10 y 11, suprimiéndose la de 9 en el 2000.

LITURGIA DE LAS HORAS
Además de la celebración de la Santa Misa, en la catedral se cantaba o rezaba la liturgia de las horas: oficio de lecturas, laudes, tercia, nona, vísperas y completas. Por la mañana hasta tercia, y por la tarde desde nona En la actualidad desde 1988 sólo se reza laudes unidos a la Eucaristía, y sin misa y de modo solemne en el triduo sacro desde 1990.
En 1971 se creó una comisión para acomodar el oficio coral a las nuevas disposiciones litúrgicas.
Desde 1973 los sábados por la tarde y vísperas de festivos se hacía en castellano. Desde 1988 hasta el 2005 se cantaban las vísperas de adviento y cuaresma.
Como hemos podido comprobar la liturgia de las horas ha ido reduciéndose en la catedral por diversas causas. En la medida en que se revalore esta oración oficial de la Iglesia, tan propia de los cabildos, se encontrarán fórmulas con la participación de laicos y religiosos de vida activa para un rezo más extenso y cantado.
PREDICACIÓN
En la catedral ocupa un lugar destacado en el presbiterio de la capilla mayor la cátedra desde donde el obispo enseña. Desde los años setenta el prelado suele predicar cuando celebra en la catedral, pero antes lo solía hacer, en las ocasiones más solemnes, el magistral al que correspondía por oficio.
En 1969 se decide estudiar si procede hacer tabla de sermones como se venía haciendo. Son interesantes las indicaciones litúrgicas de 1970 sobre la tabla de sermones: se señala que en la legislación postconciliar no se habla de sermones, sino de homilía que tendría que pronunciarla el que preside quitando así la sospecha de que no tiene preparación para hacerlo, se evitaría la costumbre del descanse por la que se podía salir de coro durante el sermón y la explicación de la Palabra de Dios quedaría más honrada. Aparecen días de sermón sin misa. De cara a la tabla como el obispo puede encargar a otro o no la homilía de pontifical resulta complejo realizar la tabla en todos sus pormenores. El púlpito desvía la atención de los fieles hacia el altar. Habría que evitar hacer la señal de la cruz al comienzo de la predicación, pues parecería que se comienza algo distinto de la misa. Y como última recomendación se anima a seguir las normas litúrgicas vigentes estando en juego el prestigio pastoral de los sacerdotes de la catedral.
Otro modo de evangelizar, utilizado en varias ocasiones en la catedral en este periodo fue el de autos sacramentales.
Al hilo de la información precedente se llega a la conclusión de la importancia que el prelado y el cabildo daban a la predicación. De los sermones del magistral se iría poco a poco a la homilía del oficiante, que en la misa mayor de los domingos y festivos suele ser el obispo.

MÚSICA SACRA
En las catedrales en el servicio del culto siempre se ha contado con músicos y cantores, y quienes no habían recibido formación para ello, se procuraba que la adquiriesen para la celebración de la Santa Misa y la Liturgia de las Horas. La catedral de Segovia posee dos magníficos órganos barrocos del siglo XVIII y un realejo. Desde los años setenta se incrementó con un órgano electrónico. También esta seo cuenta con un juego, además de la del reloj, de diez campanas en la torre que avisan diariamente para la misa y el ángelus.
La figura del maestro de capilla cobra un particular relieve al componer, programar, ensayar y dirigir el canto. A este cargo junto al de organista, tenor, salmista, y sochantre se accedía por oposición. Normalmente eran clérigos beneficiados, no eran canónigos, siendo esto injusto en algunos casos, como el maestro de capilla y organista que habían cursado estudios tan extensos y difíciles como los teólogos o canonistas.
Fruto de la labor de investigación de la musicóloga Alicia Lázaro se transcribieron e interpretaron obras del archivo de la catedral.
En 1999 el obispo Gutiérrez se mostraba partidario, en consonancia con la normativa vigente, y pensando en Semana Santa, de cantos conocidos por el pueblo para que todos pudieran participar, no siendo suficiente un ensayo al principio para una obra desconocida. Habría que dar preferencia al canto del pueblo, ya que el coro anima y ayuda, no suple.

En línea con el compromiso de evangelizar a través de la música sacra, en 2014 el coro de la JMJ de Madrid ofreció un concierto-oración-viacrucis, en 2018 los organistas de la catedral mandaron un proyecto para la evangelización a través del patrimonio organístico y musical de la catedral que se concretaría bajo el título Meditaciones con música de órgano.
En 2015 se indagó en el encuentro nacional de cabildos sobre los coros en las catedrales predominando los pequeños, a veces 3 o 4 personas, que es lo que se vio viable para la catedral intentando también crear una escolanía. También se dio el criterio de que las personas que animaran el canto fueran creyentes practicantes pues no se trata de cantar en la liturgia, sino de cantar la liturgia.
Todos somos conscientes de la importancia de la música sacra en las celebraciones litúrgicas y en los ejercicios de piedad, pero para ello se precisa de la generosidad de quienes tengan cualidades para ello, de la dotación presupuestaria requerida, y de los ensayos necesarios. También el cabildo intenta velar por la razón de ser de la música sacra, su destino para el culto, apostando por la calidad del repertorio y la participación de la asamblea, procurando que toda actividad musical en la catedral sea evangelizadora.
