Señora directora:
He estado revisando algunas entrevistas a Milei al cual no conocía y del que me he llevado una muy mala impresión.
No encuentro palabras para calificar sus insultos al Papa. Su odio hacia él parece genuino, no simplemente electoral, lo cual es de preocupar.
Sus continuas alusiones a devolver a la Argentina a ser una potencial mundial, igualmente preocupantes.
Por un lado, ha hablado en contra del aborto como no he oído a ningún político, diciendo verdades como que es un crimen, pero por otro lado propone hacer un plebiscito al respecto. Es decir, que nos encontramos ante un discípulo de Pilatos, que cuando le conviene, deja al pueblo decidir lo que es la verdad, y ya sabemos que el pueblo elije a Barrabás.
Lástima que el infierno peronista dé como subproductos a caricaturas como esta que me recuerda a Jesus Gil en malo. La celebración de la victoria en un descapotable con una motosierra en la mano le da un carácter macabro a la altura de pocos. Lástima que los argentinos hayan tenido que enfrentarse a unas elecciones así. Lastima que se hayan visto forzados a elegir entre morir en el incendio o saltar al vacío.
La elección continuada del mal menor nos lleva a un mal mayor de imprevisibles consecuencias.
Parece que va a viajar a USA y luego a Israel, antes de tomar posesión como presidente, viaje que el mismo califica de privado espiritual. Este toque new age, que no me creo, es el aliño de una ensalada de ocurrencias caóticas y liberales que llevan a la nada. Por mucho que clame, su propuesta es contraria a la libertad, a esa libertad positiva, a la libertad de los Hijos de Dios.
No creo que dure mucho porque personajes así, sin una autoridad moral superior que los controle se desmadran y acaban suicidándose política y socialmente, no sin antes haber dejado el país con deseos de volver al infierno peronista.
José de Mesa